Critica: Gozosa juventud en la OCNE
GOZOSA JUVENTUD
Obras de Beethoven y Chaikovski. Pablo Ferrández, chelo. Krzysztof Urbanski, director. Auditorio Nacional, 23 de octubre de 2020. Temporada Orquesta y Coro Nacionales.
El polaco Urbanski (1982) es un ágil, cimbreante y airoso director, que ya ha actuado al frente de la Nacional en más de una ocasión, siempre con halagüeños resultados. Parece que los músicos del conjunto tocan a gusto con él. Marca con presteza y claridad, dibuja anacrusas con entusiasmo y se maneja con la seguridad de un maestro en ciernes. No es por ello un arrojado jovenzuelo que se entrega fácilmente con fogosidad sin seso al discurrir de la música y se deja llevar por los “tempi” en exceso vertiginosos, sino que sabe dar la pauta rítmica adecuada.
Lo comprobamos en la exposición de la obertura beethoveniana de “Egmont”, llevada con tino e inaugurada con sobriedad y hondura. Orquesta afinada y poderosa, claridad de planos y coda vigorosa, con buena diversificación de líneas. Fue un adelanto de que la formación madrileña tenía un buen día. Lo demostró de nuevo, siguiendo la competente guía, en el acompañamiento al sorprendente chelista Pablo Ferrández, de 29 años, hijo de un feliz profesor, también chelista, de la Orquesta, no presente en esta ocasión. Su intervención en las un tanto cansinas, pero elegantes, fantasiosas y tan lucidas “Variaciones Rococó” de Chaikovski fue magnífica. Por afinación, belleza de sonido, que ha engrandecido, fraseo, seguridad de ataque y justeza en los sobreagudos y “glisandi”. Ya en 2016, con la Orquesta Freixenet y Zubin Mehta, tocando la misma composición, nos había dado un estupendo adelanto. En la también chaikovskiana “Suite nº 4 op. 61”, “Mozartiana”, se lució otro joven solista español, que es concertino del conjunto: Miguel Colom, que en el último movimiento de la obra, el más extenso, “Tema y variaciones, Allegro Giusto”, dibujó una cadencia primorosa, sin que le temblara el pulso en las difíciles agilidades, en las dobles cuerdas y en los adornos. Todo imbricado en una versión gozosa, “cantabile” y muy bailable, en la que, con la guía del compositor ruso, se evoca la figura del músico salzburgués a través de la recreación y rememoración de varias de sus obras, algunas pasadas por el cedazo de otros autores. Aplausos también para Piquer, primer atril de clarinetes, y, de nuevo, para Octavio, primero de flautas. Arturo Reverter
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