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Por Publicado el: 21/05/2023Categorías: En vivo

Critica: Soberbias voces para la «Adriana Lecouvreur» de Málaga

Soberbias voces para la «Adriana Lecouvreur» de Málaga

Adriana Lecouvreur, de F. Cilea. Lianna Haroutounian (Adriana), Alejandro Roy (Maurizio), Clémentine Margaine (Princesa de Bouillon), Luis Cansino (Michonnet), David Lagares (Príncipe de Bouillon), Luis Pacetti (Abate de Chazeuil), Pau Armengol (Quinault), Néstor Galván (Poisson), Alba Chantar (Jouvenot), Mar Esteve (Dangeville), Asun Ayllon (Asistente de Adriana). Coro de Ópera de Málaga. Orquesta Filarmónica de Málaga. Director de escena: Joan Anton Rechi. Director musical: Óliver Díaz. Málaga, Teatro Cervantes, 19 de mayo.

Ensayo general de la ópera “Adriana Lecouvreur”

Ha conseguido el malagueño Teatro Cervantes cerrar una de las mejores producciones líricas de los últimos años, especialmente debido a un brillante y compacto elenco de cantantes de nivel realmente internacional. Lianna Haroutinian posee una voz plenamente lírica, con cuerpo, de bellos matices tímbricos y con sobrada capacidad para proyectar la voz. Pero, sobre todo, es una fraseadora muy cuidadosa y que sabe utilizar los reguladores con sentido expresivo y emotivo. Así lo demostró en una muy cuidada “Io son l’umile ancella” y, sobre todo, en toda su escena final, desde “Poveri fiori” en adelante, donde su canto se tornó en lamento plenamente conmovedor. Frente a ella, un Alejandro Roy en plenitud de facultades en un papel hecho a la medida de su voz atronadora y que no le pide refinamientos por debajo del mezzoforte. Su amplio fiato le permitió hilar con continuidad las frases de “La dolcissima effigie”, sabiendo hacer caer los acentos en las notas clave. Bravo a más no poder su relato de “Il russo Ménchikof” y realmente emocionante su escena final con la expirante Adriana. Otro cañón vocal fue la Princesa de Bouillon de Clémentine Margaine, quien hizo una entrada absolutamente impactante en el segundo acto con una “Acerva voluttà” aterradora por la furia apasionada que destilaba su manera de frasear. Voz ancha, de graves profundos y bien apoyados, a la vez que soltura plena en la franja superior, dio plenamente realidad a la maldad intrínseca de su personaje. En un papel que domina a la perfección, Luis Cansino volvió a ser el Michonnet sensible y calladamente enamorado, con un fraseo muy cuidado y voz muy bien proyectada, si bien hay que señalar que hubo momentos en que tendía a oscurecer en demasía el color de una voz que no siempre salía con nitidez. Espléndido como tenor característico Luis Pacetti y contundente y bien plantado en la escena, como siempre, David Lagares, uno de los bajos más consolidados del panorama español. Hay que felicitar al Cervantes también por haber completado el cast con un estupendo conjunto de secundarios de calidad mucho mayor de lo habitual para estos personajes.

El Coro sonó de forma irregular, especialmente unas secciones femeninas de voces abiertas por momentos. Quien estuvo impecable fue la Filarmónica de Málaga, con unas cuerdas de sonido limpio y cristalino en los momentos más íntimos, sobre todo en la escena conclusiva, con un soplo de sonido que se fue desvaneciendo con suma delicadeza. Óliver Díaz fue el responsable de todo ello, pues hizo que la orquesta malagueña se plegase a su batuta al milímetro. Estableció un perfecto equilibrio entre el foso y el escenario, respirando con los cantantes y subrayando siempre la dramaticidad de los momentos más intensos, como la entrada de la Princesa en el segundo acto.

Joan Anton Rechi firma esta nueva producción escénica, caracterizada por la sobriedad en la escenografía. Eficaz por la disposición de los paneles iluminados cambiantes, algo rígida en movimientos de actores por la plataforma central y ayuna de atrezzo, sin una sola mesa donde los cantantes pudieran apoyar sus copas durante la fiesta. La ausencia de ballet se resolvió haciendo que los personajes bailaran al compás de la danza, con resultados mejorables. Sobresaliente la iluminación, que fue la protagonista de la propuesta escénica. Andrés Moreno Mengíbar.

Un comentario

  1. George Remus 22/05/2023 a las 06:13 - Responder

    No me gusto por nada la voz de tenor Falto de finesse

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