Dos conversaciones
Les traemos dos jugosas conversaciones protagonizadas por personas conocidas de la vida cultural.
En una reciente reunión de un consejo de administración en el que tomaba posesión el ministro de la nueva administración se produjo el siguiente dialogo entre él y uno de los consejeros, por cierto de alta formación y experiencia y, por lo que verán, también con lo que a veces hay que tener.
“Ministro, deberías tomarte un poco de tiempo para saber cómo están las cosas en la casa”.
“Yo ya sé cómo están”.
“Ministro, dirás que crees que sabes cómo están, porque yo llevo diez años en la casa y aún no lo se. Claro que entre tu y yo hay una diferencia: tu quizá puedas saber en quince días lo que yo no en diez años. Por eso será que tu has llegado a ministro y yo no”.
La segunda conversación tiene como protagonista a otra conocida persona de la cultura y, además, presente alguna vez en estas páginas. Al término de una reunión de una institución emblemática en la que se habían nombrado miembros de honor de la misma, pidió ser nombrado también él y ofreció a cambio renunciar a aquello a lo que en la actualidad tiene derecho y no tendría como miembro de honor: la capacidad de votar. Otro ministro, que no tiene un pelo de tonto y por eso es el mejor valorado, fue quien le contestó: “Si aquí lo que queremos es que no hables, no que no votes. Cambia el ofrecimiento y nos lo pensamos”. Naturalmente todo eran bromas, pero queda claro que el personaje en cuestión no debe ser de los que “callan y otorgan”, aunque por ahí haya muchos que piensen que no abre la boca en las reuniones.
Ya ven el guante blanco de algunos y cómo de bien se lo pasan.