Berlusconi ha dejado a los teatros italianos, Scala aparte, sin un duro, pero en el Corriere della sera se podía leer la critica de un partido de futbol en la que se dice que uno de los jugadores fue casi tan abucheado como la «Carmen» de la Scala. Y sobre la standing ovation que recibió Plácido Domingo en ese teatro al celebrar sus 40 años de su debut hubo quien escribió que el problema de los espectadores que se levantaron a aplaudir era el esfuerzo que tuviron que hacer para ponerse de pie dadas sus edades medias.
Al otro lado del Atlántico nos encontramos con un Metropolitan que ha perdido una gran parte de sus patrocinios no sólo por la crisis sino por encargar puestas en escena que alejaron a los financiadores. Resultado, su director Peter Gelb ha dado como garantía de un préstamos los enormes murales de Chagall del hall.
¿Qué pasará en el Teatro Real con Mortier? A partir de enero vamos a empezar a estar muy divertidos, porque los cuadros del teatro son depósito del museo del Prado. Claro… quedan los de los Reyes.