Eso es lo que podrían estar negociando en el Teatro Real. Lo que ellos pueden no saber es que Lissner podría estar jugando con la oferta del Real para “acelerar” o “mejorar” la renovación de su contrato con la Scala. Por su parte Barenboim carece de tiempo para asumir una dirección musical además de sus compromisos en Berlín y la Scala y, por supuesto, sus conciertos con orquestas y su actividad pianística. Lo único que tal vez podría hacer es dirigir una ópera y mandar un segundo para “preparar” la orquesta, pero eso no es lo que el Real precisa y, de ser así, no dejaría de ser un engaño a la opinión pública.
De otro lado el Real se encuentra con un gravísimo problema: en medio de la crisis actual no hay dinero para tales fichajes galácticos. Queda otra opción, que es acudir a un francés jubilado…. pero de esto ya les contaremos más adelante.