Agradezco a Gerard Mortier las enormes capacidades que me supone, pues además de asesorar a empresas en temas económico-financieros, pertenecer a varios consejos de administración, atender a la Universidad, ocuparme de temas familiares, ir a conciertos a diario, escribir las críticas correspondientes, los discos, los artículo semanales… aún me queda tiempo para jugar a ser el jefe de la policía de Nuremberg.

Gracias, Gerard, pero no soy Supermán, y mire que me gustaría. Difama usted y falta a la verdad en una reciente y larga entrevista. Entiendo que se haya molestado que traslade a la prensa las razones de mi dimisión, algunas de mis críticas a sus propuestas artísticas, mi oposición donde correspondía a actuaciones como la amplia contratación en óperas y conciertos a un amigo íntimo director sin que siquiera su calidad justifique la falta ética que ello supone, etc. Siento tener que ponerle en su sitio de forma tan breve como contundente, con mi carta de dimisión del Patronato del Teatro Real al Presidente de la Comunidad de Madrid y su respuesta, así como mi comunicación a los demás miembros de dicho patronato. No pensaba dar a conocer la segunda, pero tampoco hago daño a la CAM con ello. Le gusta hablar sin documentación pero usted, y todos los demás, ya tienen esta información, por lo que cualquier aseveración del tipo de las efectuadas deberán confirmarla en sede judicial.

No tengo intención de perder un minuto más con las «boutades» de Gerard Mortier, que es lo que él pretende siempre con polémicas declaraciones a fin de camuflar los errores de su gestión artística y las consecuencias económicas de ellos. En cambio su gestión artística es lo único de lo que a mí me interesa ocuparme.