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NOTA DE PRENSA ROBERTO PÁLMER-DIFUSIÓN ENSEMBLE
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Por Publicado el: 21/09/2010Categorías: En la prensa

Obituario Lászlo Polgár

László Polgár, bajo
Emblemático Duque Barbazul
JUSTO ROMERO. El Mundo, 22 sep 2010
La suya era una de las grandes voces de bajo de nuestro tiempo. László Polgár ha muerto en Zúrich, de cuyo Teatro de Ópera formaba parte desde 1991. Contaba sólo 63 años, una edad relativamente joven para un bajo, cuya longevidad vocal es sensiblemente más amplia que la de los demás registros vocales. Había nacido en Hungría en 1943 y la solidez de su técnica, moldeada en la Academia Ferenc Liszt de Budapest, y la inteligencia expresiva que caracterizaba todas sus interpretaciones le permitieron desarrollar un repertorio amplio y diverso, con incursiones afortunadas en los más variados géneros.
Polgár participó como estrella invitada el pasado mes de junio en la gala de clausura de la temporada de la Ópera Nacional de Budapest. Nadie podía imaginar entonces, que sólo unas semanas más tardes se produciría el óbito de quien es uno de los más firmes símbolos de la gran tradición musical húngara y uno de los más reputados bajos de las últimas décadas.
Su impresionante voz de bajo profundo estremecía con la misma intensidad que conmovía. László Polgár y su muy grave voz sirvieron a algunos de los más característicos roles operísticos de su especialidad. La poderosa naturaleza de sus interpretaciones y la honda calidez de su timbre complementaban la fisonomía de un artista completo, que triunfó en roles tan diversos como Osmin, Sarastro, Don Basilio, Felipe II, Gremin, Leoporello y Gurnemanz.
Pero por encima de todos László Polgár siempre tuvo como rol más emblemático el de Barbazul, el atormentando protagonista de la ópera El castillo del Duque Barbazul, de su paisano Béla Bartók. La fuerza y dramatismo que confería al personaje, la consistencia vocal que le aportaba y la sobrecogedora presencia escénica con que lo interpretaba le pusieron en el grupo de cabeza de grandes cantantes húngaros que han dado vida a este rol. En este sentido, László Polgár forma parte de una fabulosa generación de bajos húngaros que comprende nombres como Kolos Kovats o Mihály Székely.
Antes de establecerse en Zúrich y convertirse en una estrella de primer rango internacional, Polgár había comenzado su carrera profesional en la Ópera del Estado Húngaro, en 1972. Allí forjó un extensísimo repertorio, que abarcaba casi todos los roles importantes de su especialidad vocal. Pronto la fama de aquel bajo que deslumbraba a todos se extendió por Europa Occidental. Tras trabajar en Viena con el legendario barítono Hans Hotter, comenzó su carrera de premios internacionales. Los ganó todos: el Dvořák en 1971, el Robert Schumann en 1974, el Erkel (1975), el de Ostende (1977) y el Luciano Pavarotti en 1981.
Ningún teatro importante del mundo se privó de la presencia de Polgár. El Colón de Buenos Aires, el Metropolitan de Nueva York, el Covent Garden de Londres, las Óperas de Viena y Múnich o la Scala de Milán eran algunos de los templos operísticos que se disputaban su presencia. También en España es bien conocida su presencia reiterada, como cuando cantó el papel de Rodolfo (La Sonnambula) en Madrid o su paradigmático Barbazul en la Quincena Musical de San Sebastián, el 29 de agosto de 2002.
Fue de los artistas con mayor repertorio. Muy pocos artistas pueden lucir en su currículo tan extensa relación de papeles importantes. Entre los más característicos figuraban Leoporello (Don Giovanni), Gurnemanz (Parsifal), Osmin (El rapto en el serrallo), Sarastro (La flauta mágica), Publio (La Clemenza di Tito), Padre Guardian (La Forza del Destino), Il Rè (Aida), Timur (Turandot), Sparafucile (Rigoletto), Rey Marke (Tristan und Isolde), Conte di Walter (Luisa Miller), Don Basilio (Il Barbiere di Siviglia), Daland (El holandés errante), Seneca (L’Incoronazione di Poppea), Oroveso (Norma), Rocco (Fidelio), Prefetto (Linda di Chamounix), Sir Giorgio (I Puritani) o Enrico VIII, de Anna Bolena.
László Polgár se desenvolvía con similar maestría tanto en el repertorio alemán como en el italiano, en el belcanto y los grandes personajes wagnerianos. Era un artista completo. Aclamado en todos los más importantes festivales internacionales, acompañado siempre por las mejores batutas. Entre ellas, Claudio Abbado, Daniel Barenboim, Pierre Boulez, Riccardo Chailly, Christoph von Dohnányi, Nikolaus Harnoncourt, Riccardo Muti, Kent Nagano, Simon Rattle, Georg Solti o Christian Thielemann.
Su actividad permanente en Zúrich, como miembro estable del Teatro de la Ciudad, no le impidió ejercer el magisterio en la misma Academia Ferenc Liszt en la que se formó en sus años jóvenes. Tras su inesperada muerte, queda su extensa discografía y el ejemplo de la profesionalidad de un cantante humilde y ejemplar, que siempre confesó su voluntad “de querer convertirme en un verdadero artista; siempre me atrae la escena, el mundo de la interpretación”. Y no lo dijo en sus años mozos, cuando estudiaba en Budapest, sino en 1997, cuando era ya una estrella irrefutable del panorama internacional.

László Polgár, nació en Somogyszentpal (Hungría), el 1 de enero de 1947, y falleció el sábado 18 de septiembre de 2010, en Zúrich (Suiza), con 63 años.

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