La situación del Auditorio Nacional es insostenible. El pasado jueves
en el ciclo de conciertos de la Universidad Complutense tuvimos un
nuevo ejemplo de las chapuzas que se cometen. Se representaba la
interesante ópera de Vivaldi «La Fida Nifa» interpretada por el
Ensemble Matheus y con probablemente el mejor contratenor en activo:
Philippe Jaroussky. La decisión inicial de recortar recitativos me
pareció acertada (se agradece bastante en una versión de concierto sin
sobretitulos ni libreto). La primera parte de la representación fue
genial, pero tras el descanso empezamos a notar algo raro: «esta gente
va con prisa» pensaba la mitad del público. Efectivamente, ya no solo
habían cortado recitativos, sino arias enteras, una sinfonia, trios y
varios «da capos». La explicación vino al final en la voz del
director: «Los responsables del auditorio nos han dicho que había otro
concierto a las diez y que teníamos que terminar antes». Bochornoso
que una entidad seria no tenga en cuenta las duraciones de las obras a
la hora de asignar los conciertos