Hace meses hubo una reducción de salarios para buena parte del personal del teatro. Desde entonces éste no ha visto con buenos ojos el gasto injustificable que se realiza en algunas producciones de las denominadas «caprichos de Mortier». Si no se hubiese programado «San Francisco de Asís» posiblemente no se habrían necesitado aquellos ajustes de personal. El caso es que ahora hay amenza de volver a las andadas y el personal se teme una nueva reducción de nóminas e incluso un ERE. Curiosamente eso no afecta nunca a las alturas y está en el ambiente que Mortier podría haber hecho lo que muchos otros responsables por el mundo, dar ejemplo reduciéndose su propia remuneración. Las horas extraordinarias son otra causa de conflicto: si no hacen falta no hay porqué pagarlas, aunque los técnicos se hayan acostumbrado a ellas y planificado su vida contando con ellas, pero si hacen falta entonces no pueden pedirse gratuitamente.
En medio de este ambiente enrarecido se encuentran una vez más esos caprichos del director artístico, quien amenaza con irse si no se le conceden. Bastaría su renuncia a una innecesaria, improcedente e injustificable nueva producción de «Wozzeck» para no tener que reducir tanto los gastos en partidas mucho más dolorosas. ¿Qué sentido tiene pagar una nueva producción de la obra de Alban Berg, que cuenta con una producción propia del Real firmada en 2007 por Calixto Bieito? Si tanto le gusta la partitura a Mortier, que reponga ésta que para eso está en los almacenes. ¿Será cierto que también tiene en la cabeza otra nueva de «Simon Boccanegra»?
Hoy publica «La Gaceta» la temporada 2011-12 del teatro. ¿De verdad hay que insistir tanto con nuevas producciones en obras ya programadas?
El Real cuenta con un director general y otro administrativo, con una comisión ejecutiva, con una comisión artística y con un patronato, ¿es que no hay nadie entre todos ellos con sentido común o huevos para poner a Mortier y sus caprichos en su sitio? Está en juego una explosión laboral.