El Presidente del Patronato del Teatro Real obtiene una renovación a deshora por cinco años mientras se oculta al mismo la dimisión del director administrativo por discrepancia con los derroches de Mortier. ¿Qué razones lo justifican? ¿Acaso un ansia desmesurada de renovación antes de que los nuevos responsables culturales se enterasen de la situación real del teatro?
En el teatro cunde el descontento y no sólo por las rebajas en sueldos, sino porque hay histerias, porque no les dejan hacer su trabajo y porque ven con mucha preocupación la deriva que está tomando la casa. Temen por sus sueldos y mucho más por la continuidad de su trabajo. Están dispuestos a sacrificios, pero no aceptan ver cómo se derrocha el dinero por otro lado. ¿Hace falta otro «Boris»? ¿Es el mejor momento para traer a Muti aunque sea a 300€ la entrada? ¿Y a Rattle y la Filarmónica de Berlín? ¿Cuántas producciones propias duermen en los propios almacenes de los mismos títulos que se programan con nuevas escenografías? ¿Cuándo se han pagado en otras etapas hoteles de cinco estrellas y vuelos en primera de menos de tres horas a equipos artísticos extranjeros? ¿Cómo le sentó a Tejero que, mientras él negociaba recortes de sueldos al personal, Mortier se llevase de paseo a varios periodistas a una rueda de prensa, que daba él, en su natal Gante? ¿Qué piensa Muñiz? ¿Va a dejar que la institución vaya adelgazando económicamente sin parar? Nadie entiende -o se entiende muy bien- como El País publicó la renovación de Marañón a las 9,30º en plena reunión de un Patronato que terminó pasadas las 10.
Mucha información -y no siempre veraz, por cierto- cuando se quiere y ninguna cuando no. Por ejemplo a los patronos que han querido saber qué está sucediendo. Hemos podido saber que Marañón no ha parado de hablar con los diarios pero a lo miembros del patronato ni una explicación.
¿Cómo es posible que Mortier responda a los periodistas que le llaman para preguntar sobre la dimisión de Tejero «Yo no se nada. Lo sabrá Marañón». ¿Cuál debe ser la situación para que se vaya voluntariamente -que en este país nadie lo hace- un señor que debe ganar más de diez mil euros todos los meses? ¡Pero qué está pasando en el Real!