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Por Publicado el: 22/03/2017Categorías: En vivo

Partenope: un Haendel con modestia vocal

Un Haendel con modestia vocal

PARTENOPE (G. F. HAENDEL)

ENO. Coliseum de Londres. 20 Marzo 2017.
Esta ópera de Haendel no forma parte de las más populares de su autor, aunque se ha representado en los últimos años con más frecuencia que lo que muchos creen. De hecho, en los 5 últimos años se ha representado escénicamente en Europa, América y Oceanía y con notable éxito. Indudablemente, se trata de una de las pocas óperas semiserias de Haendel (la otra es Agrippina) y pide a gritos una puesta en escena adecuada, quedando notablemente infravalorada en una versión de concierto, como las que pudimos ver en España el año pasado en una gira de conciertos, que tenían el atractivo (luego frustrado) de la presencia de Philippe Jaroussky.

Escena

Si es cierto que esta ópera pierde en versión de concierto, no lo es menos que requiere unas cualidades musicales y vocales notables y en ese aspecto lo que nos ofreció Il Pomo D’Oro el año pasado fue notablemente superior a lo que se nos ha ofrecido ahora en Londres.

La dirección musical ha estado encomendada a Christian Curnyn, auténtico especialista en música barroca, aunque su dirección ha quedado corta de vida y alegría, en mi opinión por debajo de la que nos ofreció hace un año el joven Maxim Emelyanychev en la citada gira. La lectura de Christian Curnyn me ha parecido aseada, pero hace falta más para hacer frente a una ópera de Haendel y más todavía en ésta, donde realmente poco o casi nada ocurre durante las casi 3 horas y media de duración del espectáculo. Lo más interesante de su dirección me resultó el tercer acto, en el que hubo emoción. Bajo su batuta estuvo la reducida en esta ocasión Orquesta de la English National Opera, que tuvo una actuación correcta, aunque por debajo de lo que nos ofrecen la orquestas barrocas especializadas.

El reparto vocal dejó que desear en general y eso es un grave problema en una ópera de Haendel, que necesita muy buenos cantantes, si no se quiere caer en el tedio y la rutina, que es lo que ocurrió en gran medida en esta ocasión.

La reina Parténope era la soprano británica Sarah Tynan, que me resultó más convincente actriz que cantante. Se trata de una soprano ligera de volumen no excesivo, con poca consistencia por abajo y que resulta un tanto estridente por arriba, no faltando notas ácidas en esa parte de la tesitura. En mi opinión hace falta una cantante de mayor entidad para hacer justicia al personaje.

Sarah Tynan

La parte de Arsace era la que tenía que haber cantado en la gira del año pasado Jaroussky, que finalmente canceló. Aquí el personaje lo interpretó la mezzo soprano Patricia Bardon, que me pareció una intérprete solvente, no particularmente brillante y con agilidades un tanto cortas. Dentro de una actuación correcta, eché en falta no ya a Jaroussky, sino incluso a Lawrence Zazzo, que fue quien le sustituyó en la gira mencionada del año pasado.

Rosmira o Eurimene fue la mezzo soprano Stephanie Windsor-Lewis, que lo hizo bien, mejor en escena que cantando. La voz es un tanto reducida y algo impersonal Desde luego, muy lejos de Kate Aldrich en la gira del año pasado.

Bastante modesto el contratenor británico James Laing en la parte de Armindo, mejor también en escena que como cantante. Queda muy por detrás de lo que nos ofreciera Emoke Barath en la tantas veces mencionada gira del año pasado.

El tenor Robert Murray tenia que haber sido Emilio, pero canceló, siendo sustituido por el desconocido Rupert Charlesworth, desenvuelto en escena y muy modesto como cantante.

Finalmente, el barítono Matthew Durkan no pasó de cumplir con su cometido en el casi episódico personaje de Ormonte.

Escena

La producción escénica es una reposición de la que Christopher Alden estrenara para la ENO en el año 2008, siendo una coproducción con Ópera Australia. La producción incide en los aspectos cómicos de la ópera y cuenta con una buena dirección de escena, intentando, sin conseguirlo siempre, dar vida a una trama que tiene muy poco interés. Sitúa la acción en tiempos modernos, en una elegante casa, donde se sitúa Parténope y sus pretendientes. La escenografía de Andrew Lieberman, resulta atractiva, destacando el vestuario de Jon Morrell, especialmente en el caso de la protagonista. La labor de iluminación de Adam Silverman es posiblemente lo mejor de la producción. La dirección de escena consigue dar vida al escenario y buena falta hace en una ópera como ésta, donde muy poco ocurre a lo largo de la misma.

El Coliseum ofrecía una entrada de alrededor del 85 % de su aforo. El público se mostró un tanto frío a escena abierta, aunque se aplaudieron todas las arias, aunque con bastante brevedad. En los saludos finales los aplausos más intensos fueron para Sarah Tynan y Patricia Bardon.

La representación comenzó puntualmente y tuvo una duración de 3 horas y 24 minutos, incluyendo dos intermedios. Duración musical de 2 horas y 32 minutos. Tres minutos de aplausos.

El precio de la localidad más cara era de 125 libras, costando 20 libras la más barata. José M. Irurzun

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