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Por Publicado el: 24/05/2017Categorías: En vivo

Un Holandés lastrado por las cancelaciones

DER FLIEGENDE HOLLÄNDER (R. WAGNER)
Gran Teatre del Liceu de Barcelona. 22 Mayo 2017

Un Holandés lastrado por las cancelaciones
Estas representaciones del Holandés Errante han tenido una auténtica plaga de cancelaciones y las correspondientes sustituciones, lo que ha tenido su reflejo en el resultado artístico, que ha estado por debajo de otras representaciones del mismo título en este teatro, la última de las cuales fue en versión de concierto hace 5 años. La representación ha contado con una producción escénica moderna y decepcionante, una dirección musical que no ha levantado el vuelo de manera suficiente y un reparto vocal irregular, lastrado por las mencionadas cancelaciones.

La producción escénica se debe al bávaro Philipp Stölz, que la hiciera para la Ópera de Basilea, donde se estrenó hace 8 años. La producción tuvo éxito en la ciudad suiza y puso en ella su interés la Staatsoper de Berlín, que la representó por primera vez hace algo más de 4 años, consiguiendo, al parecer, que no fuera abucheada en el estreno, como ocurre con casi todas las nuevas producciones en Berlín.

Escena

Philipp Stölz hace un trabajo curioso, rompedor, que puede encuadrarse en las pertenecientes al llamado eurotrash. La acción se desarrolla en el salón-biblioteca de la mansión de Daland, en la que aparece durante la obertura una jovencita, que no es otra que Senta, que busca el libro de sus obsesiones, que no es sino el Holandés Errante. Al fondo del salón hay un enorme cuadro de tempestades marinas, que se abre para servir de escenario al arranque de la ópera, conforme la jovencita Senta va leyendo el relato. Así pues, el encuentro de Daland y el Holandés no ocurre sino en la mente soñadora de Senta.

En el segundo acto el coro de hilanderas pasa a ser el de las criadas de Daland, cantando Senta (ahora la intérprete real) la balada. De manera sorprendente, Daland hace su entrada, pero no acompañado del Holandés, sino del prometido de Senta, un hombre de edad avanzada interpretado por un actor. Dejados solos los prometidos, Senta sigue con sus ensoñaciones, que las vemos nuevamente al abrirse el gran cuadro del fondo, en el que se ve al Holandes con la jovencita Senta, interpretada por una actriz. Hay, pues, dos niveles en escena, el real con la Senta cantante y su prometido, y el de la obsesión en el escenario superior. El dúo no funciona bien, al faltar el contacto físico entre los dos cantantes.

Escena

En el tercer acto asistimos a la fiesta de la boda de Senta, estando los invitados un tanto borrachos, como también los recién casados de modo que las llamadas de los noruegos a los holandeses para que se despierten se dirigen aquí a Senta y su marido. Senta despierta y vuelve a sus ensoñaciones, en las que los holandeses salen de su barco y se enfrentan junto con ella a los invitados a quienes van matando uno a uno. Senta de un botellazo liquida a su marido y hiere a Erik. Todo termina con la aparición del Holandés en el cuadro marino, acompañado de la doble de Senta. La Senta real ha perdido totalmente la razón, y, al entrar Daland y los invitados, se corta la yugular, consiguiendo la salvación del Holandés, que termina abrazado a la doble de Senta. Como verán y, si es que he sabido hacer el relato, una producción extraña. Debo decir que vi la producción en Berlín hace dos años y ahora me ha gustado todavía menos que entonces.

La dirección musical ha estado encomendada a la directora ucraniana Oksana Lyniv, asistente de Kirill Petrenko en Munich. Había tenido ocasión de verla dirigir en algunas ocasiones en la capital bávara y no había salido entusiasmado de sus actuaciones. En esta ocasión me ha ocurrido algo parecido. Su dirección me ha resultado un tanto superficial, corta de emoción y pasada de decibelios en más de una ocasión. Lo menos convincente me resultó la obertura. A sus órdenes estuvo la Orquesta del Liceu, que sigue confirmando la mejoría de los últimos años. Buena la prestación del Coro del Liceu, aunque hubo algunos pequeños desajustes.

Normalmente, las cancelaciones de los cantantes suelen deberse a enfermedades o indisposiciones pasajeras. No parece haber sido éste el caso, ya que el protagonista anunciado inicialmente Thomas Johannes Mayer canceló oficialmente por haber retirado el personaje de su repertorio, lo que no deja de llamar poderosamente la atención. En las mismas fechas estaba cantando en la Bastilla de París Snegoruotchka o La Doncella de Nieve.

Escena

Sus sustitutos han sido Albert Dohmen y Egils Silins. El bajo barítono alemán se ha ocupado de las primeras funciones y parece que con poco éxito, lo que no tiene nada de extraño, teniendo en cuenta que está cantando papeles de bajo en los últimos años. En la representación que nos ocupa el protagonista fue el letón Egils Silins el encargado de encarnar al Holandés y su actuación fue buena. La voz tiene calidad y se proyecta con suficiencia, moviéndose con facilidad en escena. Para mi gusto fue lo mejor del reparto y demostró que es uno de los intérpretes más solventes en la actualidad de este personaje.

También en el personaje de Senta ha habido sustitución, habiendo cancelado la soprano sueca Emma Vetter. Su sustituta ha sido la soprano rusa Elena Popovskaya, que ha resultado más adecuada como actriz que como cantante. La voz tiene amplitud suficiente, pero ofrece poco atractivo, además de resultar destemplada en la parte de arriba, donde bordea el grito y lo supera en más de una ocasión.

El único personaje que no ha sufrido cancelaciones ha sido Daland, interpretado por el bajo coreano Attila Jun, que no pasó de cumplir con su cometido sin mayor brillantez.
La voz tiene amplitud y se proyecta bien, pero hay un vibrato molesto en toda la zona alta, que perjudica su prestación

También ha habido que recurrir a sustituciones en el personaje de Erik, al haber cancelado Shawn Matthey. Su sustituto en esta representación fue el tenor alemán Daniel Kirch, que tuvo una actuación más que aceptable. El gran problema de este personaje es que tiene que lidiar con la difícil partitura que escribió Wagner para él y donde muchos tenores pasan muchos apuros, especialmente en el arioso del tercer acto. Daniel Kirch resolvió con suficiencia las dificultades y su actuación puede considerarse como positiva.

Escena

En los personajes secundarios Mikeldi Atxalandabaso lo hizo francamente bien en la parte del Timonel, corriendo con facilidad su voz por la sala. Adecuada también, Itxaro Mentxaka en el personaje de Frau Mary.

El Liceu ofrecía una ocupación de alrededor del 80 % de su aforo. El público se mostró cálido con los artistas en los saludos finales, especialmente con el Holandés, Senta y la directora.

La representación comenzó con 6 minutos de retraso, debidos indudablemente al hecho de ofrecerse la ópera sin intermedios. La duración fue de 2 horas y 9 minutos. Seis minutos de aplausos.

El precio de la localidad más cara era de 220 euros, habiendo butacas de platea desde 118 euros. La localidad más barata con visibilidad costaba 42 euros. José M. Irurzun

Fotos: A. Bofill

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