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Por Publicado el: 31/01/2024Categorías: Artículos de Gonzalo Alonso

30 años del incendio del Teatro del Liceo

Liceo-incendio

El Liceo tras su segundo incendio

30 años del incendio del Teatro del Liceo

En el Liceo se trabajaba a las 10 de la mañana del lunes 31 de enero de 1994 como cualquier otro día. Justo hoy, hace 30 años. La tarde anterior se había representado “Matías el pintor” de Hindemith y las funciones proseguirían el martes. Los empleados trabajaban en las oficinas y en las labores de mantenimiento del escenario. Un guía acompañaba a los niños de una escuela que visitaban el teatro.  Dos técnicos realizaban una soldadura en el telón de acero que aislaba el escenario de la sala en caso de fuego tras desactivar el sistema. Unas chispas del soplete incendiaron cortinajes y rápidamente prendieron el telón de terciopelo sin que se pudiese hacer nada con los extintores que tenían a mano. El fuego ascendió al telar y al techo, que se derrumbó. Tras él, el patio de butacas. Afortunadamente no hubo víctimas. Afortunadamente se salvaron las pinturas del Círculo del Liceo.

Las mangueras del teatro carecían de la presión suficiente y cuando, una hora después, llegaron los bomberos ya era tarde. Todos recordamos la enorme llamarada sobre los edificios de las Ramblas. A las tres horas apenas quedaba nada del legendario teatro. Ciento cincuenta años de historia que se transformaban en cenizas de terciopelos y maderas esparcidas por toda la ciudad, llevando consigo los ecos de las grandes voces que cantaron en el Liceo. Montserrat Caballé acudió pronta para movilizar a la ciudadanía cantando “El cant dels ocells” acompañada por un chelo.

El Liceo pertenecía a una sociedad de propietarios que ya no podía mantener  el teatro y que había pedido ayuda a las administraciones públicas. El ayuntamiento de Maragall, la Generalitat de Pujol y el Gobierno de  González crearon un consorcio para llevar la gestión diaria pero no se pusieron de acuerdo para abordar las imprescindibles mejoras. De hecho las diferencias al respecto fueron enormes y públicas. El resultado…

Pero, como había sucedido con los Juegos Olímpicos, Barcelona, Cataluña y España se volcaron en la reconstrucción del teatro. Sus responsables y los de las administraciones se reunieron para reconstruir el teatro aquel mismo día del canto de Caballé.  Y llegó a existir una especie de pacto de silencio sobre las causas reales de lo sucedido para que no peligrara la reconstrucción. Se vencieron las protestas de los vecinos que fueron expropiados para incrementar las instalaciones, de los 9.000 millones del presupuesto inicial se pasó a los 22.000, de los que 2.300 fueron aportados por mecenas y patrocinadores y se añadió un crédito de 3.000 suscrito con bancos lideradas por La Caixa. Un enorme mural a la entrada del edificio enumera quienes, de toda España, aportaron esos 2.300 millones.

30 años después debemos recordar a Josep Caminal, el autor de la completa reforma que acabó con la tradicional estructura de propiedad y organizativa del teatro. Negoció con la asociación de propietarios y consiguió definir una nueva estructura en dos niveles que permitió la incorporación de una nueva sociedad civil en forma de patrocinadores. A él le correspondió lidiar los estragos del incendio de 1994 y, como buen hombre de empresa, supo encontrar oportunidades donde otros hubieran visto peligros. Aprovechó la nueva situación para finalizar la complicada expropiación de las fincas colindantes sin la que hubiera sido imposible la ampliación del teatro y su adecuación a los tiempos actuales.

Era un político proveniente de Convergencia y Unión que supo utilizar esta circunstancia para bien del Liceo, porque ante todo fue un excelente gestor y un gestor que sabía a qué tenía que dedicarse y a qué tenía que dejar que otros lo hicieran.

A él le siguieron Rosa Cullell (2005–2008), Joan Francesc Marco (2008–2013), Roger Guasch (2013–2018) y Valentí Oviedo (2018–presente). Todos ellos saben lo importante que es mantener la afición del público al género, desprenderse de interferencias políticas y lograr que vuelva la solidaridad de toda España con el emblemático teatro de Barcelona. Gonzalo Alonso

Un comentario

  1. Manuel Cabrera Manzanares 31/01/2024 a las 10:39 - Responder

    Dos días antes al este trágico incendio, el 29 de enero de 1994 (hoy 30 años como bien señala el señor Alonso) me encontraba sentado en la butaca número 4 de la fila 8 del patio de platea, viendo y escuchando la ópera «Mathis der Maler» compuesta en texto y música por Paul Hindemith. Era su estreno en España, con la producción de la Deutsche Oper Berlin y bajo la dirección y concertación musical de Uwe Mund.
    Acudí invitado en mi condición, entonces, de critico musical para ‘El Diario Vasco’ de San Sebastián. Viendo por televisión esa catástrofe, lloré.

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