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Por Publicado el: 14/05/2021Categorías: Entrevistas

Alexander Liebreich: “Serviré a la Orquestra de València con mi conocimiento y experiencia”

Alexander Liebreich, nuevo director titular de la Orquestra de València: “Serviré a la Orquestra de València con mi conocimiento y experiencia”

Bávaro de Ratisbona, Alexander Liebreich (1968) es el nuevo director titular de la Orquestra de València. Habla y se expresa como dirige. Con naturalidad, claridad y sin aspavientos fuera de tono. En esta entrevista, centrada en la labor que iniciará el próximo mes de setiembre como sustituto de Ramón Tebar, no elude ningún tema, aunque mantiene siempre una actitud elegante y respetuosa. Dueño de una carrera verdaderamente internacional, formado en Múnich y Dresde, cerca de Michael Gielen y Nikolaus Harnoncourt, y luego de Claudio Abbado, se muestra encantado ante la labor que ahora inicia en València. Joven cincuentón, elude tópicos y frases hechas, cualquier verborrea grandilocuente, para, a media voz y sin pronunciar una palabra más alta que la otra, ir al meollo con sustancia y precisión. Meticuloso y claro como su batuta experta, su fondo de cultura y tradición se aprecia en cada gesto y palabra. Estudio Filología Románica, algo que le vendrá de perlas para entender la idiosincrasia de la tierra en la que trabajará y hará música los próximos cinco años. “Mi entusiasmo va con contrastes”, dice sin perder la compostura.

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Alexander Liebreich

– Su nombramiento rompe muchos años de exclusividad nacional en el podio de la formación municipal. De hecho, y salvo la excepción del israelí Yaron Traub, es el primer director extranjero desde los tiempos remotos de Hans von Benda, Napoleone Annovazzi y Heinz Unger. ¿No le produce cierta inquietud desembarcar en una orquesta así? ¿Supondrá su presencia una “internacionalización” en los hábitos y costumbres de la OV?

– La orquesta trabaja habitualmente con directores invitados internacionales, por lo que es muy normal para ambas partes. Así que para sus músicos es tan habitual tener un maestro extranjero en el podio como para mí dirigir una orquesta remota. La música es un lenguaje universal que no conoce de fronteras ni localismos. De ahí precisamente creo que surgió la decisión de una colaboración con la orquesta; de ahí y de la sensación de compartir el mismo lenguaje musical y deseo poético en el arte. Por otra parte, generalmente no me gusta el término “internacionalización”, ya que pienso que siempre debe haber estructuras profesionales y raíces locales orgánicas, junto con el contacto internacional. Todo ello, bien calibrado y asumido, es lo que hace posible un exitoso trabajo conjunto.

– Me consta que hace cuatro años pensó que le propondrían la titularidad de la OV. ¿Le decepcionó que finalmente se “colara” en la decisión final el nombre inesperado de Ramón Tebar? Ahora, sus expectativas se han cumplido y se ha respetado la opinión de los músicos, ya entonces claramente manifestada. El parto ha sido largo… ¿Y complejo? ¿Ha llegado en el momento oportuno?

– Así es. Había una buena energía hace cuatro años, sí, y, felizmente, la sigue habiendo hoy. Creo que llego en muy buen momento. Incluso en una situación de pandemia como la actual, este vínculo que acabamos de formalizar es particularmente especial.

En el concierto que ofreció hace apenas unas semanas al frente de la OV, el 30 de abril, en la Lonja de la Seda, se apreciaba la evidente sintonía entre los músicos y usted. De hecho, en su nombramiento ha resultado decisiva la muy mayoritaria buena opinión que de usted tienen los profesores de la orquesta, expresada en una encuesta interna, y que esta vez los políticos -Glòria Tello- sí han sabido escuchar y respetar. ¿A qué piensa que obedece esta particular empatía?    

– La base de una buena colaboración es el lenguaje musical entre nosotros. Y por alguna razón funciona desde que nos reunimos por primera vez, en 2016. Por fortuna, ¡hay y hubo química! Por otra parte, es muy importante que los políticos, como ha ocurrido en esta ocasión, escuchen la voz de la orquesta, que valoren y aprecien la opinión de sus músicos. Así debería ser siempre. La confianza musical puede generar muy buenos conciertos.

– ¿Podría destacar alguna cualidad particular de la OV? ¿Y defecto? ¿Qué motivaciones le han llevado a aceptar la titularidad de la orquesta?

La capacidad de hablar y cantar en el escenario. Siento que los músicos tienen un evidente deseo de dimensión musical, de crecer artísticamente. Yo también estoy buscando esto, y cuando encuentras y coincides con un compañero musical así, ¡es un gran placer! Ser director titular de una orquesta ciertamente no es una posición de mando. ¡Una orquesta no es una propiedad! Serviré a la Orquestra de València con mi conocimiento y experiencia. Será un desafío para ambas partes, un empeño común de profesores y director.

-En la actualidad es titular de la Sinfónica de la Radio de Praga y, desde 2018, director artístico del Festival Richard Strauss de Garmisch-Partenkirchen. Simultáneamente, desarrolla una apretada agenda de conciertos como director invitado. ¿Ha tenido problemas con su agenda para abrir hueco a la titularidad que ahora inicia?

– Desafortunadamente, el Festival de Richard Strauss fue clausurado por decisión política de los dirigentes de Garmisch-Partenirchen, coincidiendo con la fatalidad de la pandemia que tanto nos afecta a todos. Por fortuna, así se ha abierto un marco temporal claro que ha hecho posible mi compromiso con València y el Palau de la Música, que asumo en un punto central de mi vida.

– Su origen alemán supondrá que el repertorio centroeuropeo cobrará particular relevancia? Paradójicamente, su último programa en València estuvo limitado al repertorio francés…

– Soy de origen bávaro-moravo. No me considero alemán. Mis raíces se encuentran entre Múnich, Praga, Viena y quizá Dresde y Brno. El origen de mi lenguaje musical está entre Haydn, Zemlinsky, Janáček, Strauss y Lutosławski.

– ¿Estará presente la música española en sus programaciones? ¿Qué conoce de ella además de Falla, Turina o Albéniz? Como orquesta pública la OV tiene también un compromiso irrenunciable con la música valenciana. También con la contemporánea, española y universal. ¿Tiene previsto atender estos compromisos? ¿Se implicará en proyectos educativos?

– ¡Cómo no va a estar presente la música española en una orquesta española! Ya hemos investigado y pensado en piezas de Palau, Esplá, Martín i Soler, Rodrigo y Coll para el futuro. Y he estudiado la tradición valenciana. Habrá, evidentemente, encargos a compositores españoles e internacionales, e intentaremos que cada temporada haya al menos dos compositores noveles comisionados por la Orquestra: uno valenciano o español y otro de fuera. Es muy importante combinar lo local con lo universal. ¿Hace falta que le diga que considero la educación como algo crucial?, como un compromiso irrenunciable, especialmente para un director musical que mira más allá de sota, caballo y rey.

– La relación del colectivo de los músicos con su predecesor y aún titular, el valenciano Ramón Tebar, ha sido muy complicada, hasta acabar en un desafecto generalizado. Un director amigo dice que los maestros son como los yogures, que llevan marcada la fecha de caducidad en la frente. ¿Lo piensa usted? Llegado el caso, ¿dejaría la titularidad si observara que la situación ha dejado de ser deseada por alguna de las partes?

– Como en toda relación, hay que desarrollar las cosas: desde el amor hasta el respeto y el compromiso. Cuando se trata bien un yogur, puede vivir muchos años…

– En su última estancia en València visitó el Palau de les Arts y hasta se entrevistó con su director artístico, Jesús Iglesias. ¿Contempla un espacio de colaboración entre ambos Palaus, entre ambas orquestas? ¿Le gustaría dirigir alguna ópera en Les Arts? ¿Cuál?

 Amo la ópera y me crie como cantante, incluso canté en diferentes teatros de ópera. Mi esposa era una excelente bailarina de ballet clásico e incluso nos conocimos en un teatro de ópera. Ojalá me vuelva a encontrar pronto con Jesús Iglesias, parece una persona dedicada y muy profesional. ¡Veremos!

– ¿Cuál sería el programa ideal para su primer concierto como titular de la Orquestra de València?

– ¡Buena pregunta! Pues dependerá de dónde se celebré el concierto. ¿En el renovado Palau de la Música? ¿Cuándo será? La Lonja fue un lugar fantástico para conocer a la orquesta, pero acústicamente no fue precisamente fácil. Ese programa “ideal” del que usted habla quizá podría comenzar con algo de Haydn o Bach… ¿No le parece?

– Supongo que es consciente de que llega al podio de la Orquestra de València en un momento delicado. No solo por encontrarse su sede, el Palau de la Música, cerrada sine die, sino sobre todo por la quemazón y desequilibrios, tanto artísticos como personales, que se han generado en los últimos años por una errónea política de “amiguismo” llevada a cabo por los últimos dos directores titulares, Yaron Traub y Ramón Tebar. ¿Piensa mantener una actitud de distancia personal con los músicos de la OV?

– Quizá no esté tan consciente de los problemas del pasado, y  desde luego no estoy interesado en enfocar la vista al pasado. Mi personalidad es básicamente como es, y espero y supongo que la orquesta tomó una decisión por eso, por lo que soy. Por ello, es evidente que no planeo tener una actitud preconcebida, mantener una pose. Nada mejor que la verdad de expresarse uno tal como es y siente.

– ¿En qué detalles centrará su trabajo como titular? ¿Piensa que con la actual plantilla el conjunto puedo crecer significativamente?

  Me gustaría trabajar en algún momento en programas con solo cuerdas y vientos para observar los logros. Los últimos encuentros mostraron capacidades asombrosas de miembros de orquesta, como Luisa Domingo tocando el arpa, que fue la solista de mi concierto del pasado 30 de abril en La Lonja de la Seda.

– ¿Piensa, como tantos directores que llegan a la titularidad de una orquesta, revisitar las sinfonías de Beethoven y Brahms en ciclos integrales, o tiene proyectos más interesantes y originales?

– ¡Ja, ja! ¡Nunca hice un ciclo de Beethoven o Brahms! Menos aún en algún año conmemorativo. ¡Me suena tan aburrido y falto de imaginación! Tendremos encargos, artistas en residencia, un nuevo formato llamado “15 minutos”, contrastes de programación, como siempre he hecho. Mi entusiasmo va con contrastes, como por ejemplo Martin i Soler y Wagner, o Francisco Coll y Zemlinsky.

– La mayoría de nuevos titulares que recalan en orquestas españolas suelen hablar en sus primeras entrevistas sobre futuros planes de grabación y giras internacionales, de “poner a la orquesta en el mapa” y otros lugares comunes. ¿Contará usted lo mismo?

València ya está en el mapa y es muy conocida como un gran impacto cultural. También la orquesta tiene una larga e intensa tradición. Hacer giras tiene sentido cuando es relevante: una buena sala de conciertos, un buen programa, un trasfondo político, etcétera. El simple hecho de viajar por viajar no tiene sentido. El trabajo ha de hacerse y desarrollarse en València.

-Además de director musical de la OV, es su director artístico, con lo que le corresponde la programación de todos los conciertos, también la elección de directores y solistas invitados. ¿Conoce suficientemente el mapa musical español, a sus creadores, directores y solistas, al público, para desarrollar esta fundamental parte de su trabajo en València? ¿Echará mano de su agente para ello, como tan reiteradamente hizo su predecesor?  

– Es una gran responsabilidad, conozco bien la escena internacional, y ya aprendí mucho sobre España. En este momento recibo mucha información de diferentes gerentes y agentes. Esto es bueno, pero debe utilizarse y tratarse con cuidado y equidad.

– ¿Está ya estudiando castellano? ¿Y valenciano?

– ¡Estoy aprendiendo español, sin duda! [Lo dice en un voluntarioso español, antes de cerrar la entrevista en la lengua de Ausiàs March] ¡Moltes gràcies per les seus preguntes en valencià!

Publicada el 13 de mayo en el diario LEVANTE

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