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Por Publicado el: 07/02/2022Categorías: En vivo

Crítica: Ballo in maschera, entre calidad y modestia


UN BALLO IN MASCHERA (G. VERDI)

Auditorio El Baluarte de Pamplona. 4 Febrero 2022.

Vuelve la ópera en representación escénica al Baluarte tras una ausencia en este sentido de dos años, ya que durante la pandemia que nos asola, en Pamplona las óperas se han podido ver únicamente en versión de concierto. Bienvenida sea, pues, la novedad, que supone un paso hacia la deseada normalidad.

Un Ballo in Maschera es sin duda una de las óperas fundamentales en el catálogo verdiano y muy exigente vocalmente, especialmente para los 3 protagonistas de la obra, que aquí han sido cubiertos de manera un tanto irregular. En esta ocasión se nos ha ofrecido la versión original, que no fue la estrenada, es decir la que ofrece como protagonista al asesinado Rey de Suecia, Gustavo.

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Escena

 

La producción ofrecida se debe al belga Waut Koekeny es una coproducción de la Ópera  de Lorraine en Nancy, la Ópera de Angers-Nantes y la Ópera de Luxemburgo. Su estreno tuvo lugar en Nancy hace 3 años y se trata a mi parecer de un trabajo más bien modesto. La ópera se nos ofrece como “teatro dentro del teatro” con la presencia en escena de un teatrito en los dos primeros actos, que no ayuda a que nos adentremos en el drama. Poco interés ofrece especialmente la escena de Ulrica y algo parecido ocurre con la siguiente del “Orrido Campo”. Lo más conseguido desde un punto de vista estético es la escena del baile de máscaras, aunque resulta poco convincente la muerte del rey Gustavo y su salida final de escena…andando. La citada escenografía y el vestuario se deben a Luis Carvalho.

La dirección de escena es bastante rutinaria, especialmente en lo referente al movimiento de coro y particularmente poco sentido tiene convertir al “Primo Judice” en una especie de payaso y lo mismo se puede decir del hecho de ofrecernos al Paje Oscar como el bufón de la corte, una especie de Rigoletto.

La dirección musical corrió a cargo del canadiense Yves Abel, que es siempre una garantía de eficacia y buen hacer en el foso, como lo ha demostrado tantas veces. Su dirección en este caso ha sido la que se podía esperar, llevando la obra con energía y eficacia, aunque sin brillo especial, cuidando bien a los cantantes. A sus órdenes estuvo la Orquesta Sinfónica de Navarra, que no pasó de cumplir con su cometido. Más bien modesto del Coro Lírico de AGAO (Asociación Gayarre de Amigos de la Ópera).

Sergio Escobar y Maria Pia Piscitelli

 

El protagonista, el Rey Gustavo, fue interpretado por el tenor toledano Sergio Escobar, cuya actuación me resultó poco convincente. La voz tiene amplitud suficiente para hacer frente a este personaje y a otros más dramáticos. Hace falta también en este personaje grandes dosis de elegancia en el canto y aquí Sergio Escobar se queda muy corto. No hay muchos matices en su canto, ofreciendo un tercio agudo poderoso, con algunos problemas en momentos puntuales, y todas sus notas altas fueron invariablemente abiertas.

Amelia era soprano italiana Maria Pia Piscitelli, que tuvo una buena actuación en conjunto. El centro es atractivo y canta con gusto, matizando debidamente, sin problemas en la zona aguda. Queda algo corta en graves en algunos momentos. Resolvió bien tanto el aria del segundo acto, como el dúo con Gustavo.

En términos vocales el mejor de la representación vino del barítono polaco Artur Rucinski, de voz atractiva y bien manejada, expresando debidamente sentimientos en su canto y brillando de modo especial en la siempre esperada aria “Eri Tu”, donde ofreció lo mejor de toda la representación.

María José Montiel fue una Ulrica poco adecuada en términos vocales. Pocas veces uno sale satisfecho de lo que escucha en este personaje, ya que se necesita una auténtica contralto y no es suficiente con una mezzosoprano. Así ha sido una vez más.

Buena impresión la dejada por la joven soprano Nina Solodovnikova como el Paje Óscar. Ofreció una voz fresca y atractiva de soprano ligera, homogénea a lo largo de la tesitura y cantando con gusto y expresividad.

En los personajes secundarios lo hicieron bien los dos conspiradores, los Condes Horn y Ribbing, interpretados. respectivamente, por el veterano Gianfranco Montresory porDavid Lagares. Correcto, Darío Maya como Christian. Modesto, Julen Jiménez en su doble papel de Juez y Sirviente.

Artur Rucinski

 

La representación comenzó con 5 minutos de retraso y tuvo una duración de 3 horas y 2 minutos, incluyendo dos sorprendentes intermedios y unas breves paradas adicionales. Duración musical de 2 horas y 14 minutos. Seis minutos de aplausos.

El Baluarte ofrecía una ocupación entre el 75 y el 80 % de su aforo, estando los mayores huecos en el primer piso. El público se mostró un tanto frío, especialmente en el primer acto, siendo los mayores aplausos a escena abierta para Artur Rucinski tras su aria.

La localidad más cara costaba 62 euros, siendo 30 euros el precio de la más barata.

Antes de la representación hubo una conferencia de Juan Ángel Vela, en la que ofreció su visión de la ópera, siendo particularmente interesante el paralelismo que presentó entre los amores imposible de Gustavo y Amelia con los de Tristán e Isolda, óperas estrenadas precisamente en el mismo año de 1859. José M. Irurzun

Fotos: I. Zaldúa.

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