Critica: Voces indómitas de “Comicas” en el Teatro de la Zarzuela
Voces indómitas
Cómicas, tonadilla escénica. Jone Martínez, María Hinojosa, Pilar Alva-Martín, Cristina Medina. Dirección musical: Aarón Zapico. Orquesta Barroca Forma Antiqua. Dirección de escena: Pepa Gamboa. Teatro de la Zarzuela, 8 de mayo de 2025.

Jone Martínez, María Hinojosa Montenegro y Pilar Alva-Martín y la actriz Cristina Medina
Muy inteligente planteamiento escénico y musical el de este espectáculo, que nos lleva a un tiempo en el que las estrellas de moda eran las llamadas tonadilleras, mujeres con desparpajo, inventiva y a veces dotes canoras y musicales. Eran, como se suele decir en los tiempos actuales, las Reinas del mambo, cuyas actuaciones, relaciones, amores y desplantes se desarrollaban en un contexto social y político muy determinado y determinante. “Voces indómitas de una revolución que aún resuena” (Aarón Zapico).
Una visión panorámica y bienhumorada de esa época, de sus circunstancias históricas y políticas nos la dio en esta función, siguiendo el agudo texto de Antonio Álamo, la actriz-narradora Cristina Medina, suelta y resuelta, expresiva y locuaz, que se paseó a lo largo y a lo ancho del recinto zarzuelero, aunque no siempre sus palabras, sin amplificar, fueran escuchadas con nitidez. Ensambló bien, una vez en el escenario, con intervenciones menos abundantes y bien reguladas, con las tres protagonistas de la historia, las famosas María Ladvenant, María del Rosario Fernández, La Tirana, y María Antonia Fernández, La Caramba, estas dos curiosamente apellidadas de la misma manera.
Una vez hecha la presentación comenzó el rosario de intervenciones canoras y actorales y escuchamos una bien labrada y abundante selección de tonadas o tonadillas, bien elegida entre cientos. Desfilaron ante nosotros piezas de Laserna, Castel, Rosales y Esteve, dichas con gracejo, cantadas con gusto e intención, precedidas en una primera parte titulada El Melólogo, de pentagramas instrumentales de Hasse, Haydn y Álvarez Acero (Fandango) y de los propios tonadilleros muy bien elegidas y distribuidas. Se sucedieron así, en un continuo y auténtico chorro bienhumorado, músicas y palabras.
Con todo ello nos lo pasamos muy bien, aunque a algunos el espectáculo, sin descanso, se nos llegó a hacer excesivamente largo y repetitivo, moroso y reincidente. Las tonadillas, muy variadas, no ofrecen en sí ninguna complejidad musical y se asemejan unas a otras con frecuencia, ya que se construyen sobre esquemas y compases poco variados.
El espectáculo, que daba la impresión se iba a cerrar en un momento determinado, continuó muchos minutos más hasta redondear la hora y tres cuartos. Tampoco importó tanto a la postre porque estaba fundamentado en bases auténticas y contaba con tres voces de soprano de calidad y con cuatro actrices (incluyendo la narradora) diríase que consumadas.
Tres voces, en efecto, muy interesantes. Jone Martínez (María Ladvenant) es una soprano lírico-ligera, más lo segundo que lo primero, de aérea emisión, claridad solar e impoluta afinación. Su primera intervención con el Allegro “Silencio mosqueteritos” de La guía nueva de Castel, ya nos dio la pauta. Con las coplas de la misma tonadilla se lució Pilar Alva-Martín, a quien no conocíamos. La voz no es especialmente timbrada, pero adquiere de vez en cuando variados y muy interesantes tornasoles, Cantó con aplomo y soltura.
Como los aportados por María Hinojosa, instrumento de mayor empaque lírico, bien provisto de armónicos, sólido y firme en los apoyos, sin que el evidente vibrato llegue a perjudicar la sana emisión. Se lució en sus variadas intervenciones y también con sus compañeras en la interpretación de la tonadilla de Laserna La defensa de las mujeres, que cerraba el espectáculo.
Para que todo discurriera con fortuna, animado, fluido, ameno era preciso contar con un conjunto instrumental de época tan preparado, trabajado y bien ensamblado como la Orquesta barroca Forma Antiqua, que sonó con propiedad y con un espectro muy atractivo tras un comienzo con la Sinfonía de la ópera Demetrio de Hasse de irregular afinación y equilibrio. Pero luego, en general, todo fue como la seda. Un buen soporte para la exhibición de las tres voces. Estupenda la Obertura de la comedia La Cecilia de Laserna.
Y estupenda por supuesto la labor al frente de todo de Aarón Zapico, que se las sabe todas de este mundo y que al final, tras los saludos, se puso a dar palmas junto a las cantantes. Con los demás saludó también, claro, Pepa Gamboa, que trazó una puesta en escena animada y colorista con tres grandes espejos y un gran baúl, sus cajones y sus ropas, las de las disfrazadas tonadilleras, portadoras de trajes diseñados por el siempre creativo Jesús Ruiz, autor también de la idea del espacio escénico. Gran éxito ante un público que, pese a la excesiva longitud del espectáculo, se lo pasó muy bien.
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