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Por Publicado el: 26/04/2022Categorías: En vivo

Crítica: Extinción en el Teatro de la Abadía

Prospecciones físicas y espirituales

“Extinción”: espectáculo músico-escénico sobre la “Misa de Batalla” y la “Misa pro Defunctis” de Joan Cererols. Ensemble Nereydas, Coro del Teatro Real. Director: Javier Ulises Illán. Directores escénicos y dramatúrgicos: Álex Serrano y Pau Palacios. Agrupación Señor Serrano. Teatro de la Abadía, 22 de abril de 2022.

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Escena de Extinción en el Teatro de la Abadía

Una de las propuestas más interesantes de la presente programación del Teatro Real, en este caso en coproducción con el Teatro de la Abadía y en colaboración con el Festival Internacional de Arte Sacro de Madrid, FIAS, ha sido el estreno de este espectáculo, una compleja apuesta de la Agrupación Señor Serrano “una exploración visual sobre el extractivismo en el siglo XXI, una propuesta escénica sobre la Misa de Batalla y la Misa pro Defunctis de Joan Cererols”. En la iniciativa participaron distintas mentes creadoras: Pepe Mompeán, director artístico del FIA, Joan Matabosch, regidor artístico del Teatro Real, los dirigentes de la Agrupación Señor Serrano, Javier Ulises Illán

Se contó para la parte sonora con el musicólogo Luis López Morillo y el laudista y guitarrista Manuel Minguillón. La escueta instrumentación cuenta con un violón, dos violas de gamba, órgano y cornetto. La ideal para la música de las citadas obras sacras, que vienen al pelo para lanzar una llamada de atención sobre el los conflictos bélicos (hoy, por ejemplo, y entre otros, el de Ucrania). Gracias a la tecnología se establece una ligazón entre el sonido y lo que podríamos llamar puesta en escena, que actúa por una doble vía: la real, la acción que tiene lugar en vivo y en directo, y la virtual, la imagen extraída de esa acción. De tal forma que lo que se ve en la pantalla es una ilusión. Se trata por supuesto de buscar y encontrar una dicotomía productiva.

Hay una gran pantalla dominándolo todo, varias mesas de trabajo, un plató donde se rueda una película mostrada en tiempo real, cinco “performers” manipuladores. Vemos a Francisco de Orellana, cuyos pensamientos se proyectan ante nuestros ojos. Sobre las mesas diferentes elementos y utensilios que nos trasladan al Amazonas, a una lección de anatomía, a la nube, a la lluvia. En la proyección emergen mundos… Todo se ha ligado con una pregunta capital: ¿Dónde está el alma en el cuerpo humano? ¿Qué es? ¿Cómo la buscaban los indígenas del Nuevo Mundo? El descubrimiento de la nueva tierra nos trae la idea de viaje, exterior e interior.

Todo ello se nos ha ofrecido en un espectáculo bien resuelto, fantasioso, colorista, variado y cambiante, que hace que todo fluya y transcurra de manera armoniosa y que la atención quede prendida ante proyecciones, efectos, maquetas, manejo de imágenes, idas y venidas. Sin práctico sosiego. Con algunas soluciones escénicas discutibles, como ese facilón cierre de la lluvia de palomitas. Factor fundamental, por supuesto, es la música, muy bien tratada por los instrumentistas y los coristas, entre los que sobresalió el bajo barítono que servía el canto llano en la primera “Misa”. Todos ellos atentos a la ágil, conocedora, exquisita y grácil dirección musical de Illán. Arturo Reverter

3 Comments

  1. Rosa Fernandez 26/04/2022 a las 23:47 - Responder

    Es uno de los comentarios más irreales que he leído en los últimos tiempos. La dramaturgia musical iba por un lado y la escénica por otra, interrumpiendo la primera con una sucesión de ocurrencias que no eran ni reales, ni poéticas ni simbólicas. Eso es, lisa y llanamente, un fracaso del concepto como conjunto. La máxima apoteosis llega con una lluvia de palomitas, que ni en la mayor ensoñación de Warhol puede considerarse interesante. Un espectáculo que no está a la altura de lo que suele hacer Sr Serrano

  2. Mar Gutiérrez Rubio 27/04/2022 a las 15:35 - Responder

    Totalmente de acuerdo con este comentario. Dejando lo musical aparte, la narrativa era paupérrima, la ejecución fácil y los «efectos» poco o nada estimulantes. Si cuando abrir los ojos no aporta nada, claramente el conjunto falla. Qué bien habría acompañado a las misas alguno (por no decir casi cualquiera) de los vídeos de Bill Viola, por ejemplo…

  3. Roberto Feiné 28/04/2022 a las 18:10 - Responder

    Totalmente de acuerdo con el comentario. No sé por qué nos intentan vender que el emperador va vestido, así no llegaremos nunca a superar productos que no están a la altura de las expectativas creadas ni de una producción que lleva el sello del Teatro Real )y el presupuesto). Planteamiento escénico precario es decir poco: personas que pasean por delante de la camara en una versión banal de Orellana, filmando sus rostros (todavía esto aporta algo en una dramaturgia del 2022?) un cardenal, de un muñeco (des) hinchable…..¿qué tenía que ver lo que plantea la escena con la música? ¿en qué la enriquecía, la acompañaba o interactuaba con ella? En nada. y eso es simplemente un fracaso del proyecto. Eso si, todo lo arreglamos poniendo cara de actores y actrices en trance. Una oportunidad perdida y un sufrimiento ver como quien dirige a una agrupación musical, que estuvo maravillosa, se ve bombardeado por un director de escena que decide ponerle por delante todo un montaje escénico, hasta el punto que el director tenía totalmente tapiados a los intérpretes a causa de los actores. Todo en contra de la música ¿tan poco importa?

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