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Por Publicado el: 28/04/2024Categorías: En vivo

Critica: «Mefistofele» en La Fenice

Mefistofele de Boito en el Teatro La Fenice

Venecia, Teatro La Fenice, 23 de abril de 2024. Alex Esposito Mefistofele, Piero Pretti Faust, Maria Agresta Margherita, Kamelia Kader Marta/ Pantalis, Maria Teresa Leva Elena, Enrico Casari Wagner/Nereo, Orquesta y Coro del Teatro La Fenice, director Nicola Luisotti, maestro del coro Alfonso Caiani, Coro voci bianche Piccoli Cantori Veneziani, maestro del coro Diana D’Alessio y Zoya Tukhmanova, dirección escénica Moshe Leiser e Patrice Caurier, escenografía Moshe Leiser, vestuario Agostino Cavalca, diseño iluminación Christophe Forey, diseño video Etienne Guiol y coreografia Beate Vollack.

Venecia, Teatro La Fenice, 23 de abril de 2024. Alex Esposito Mefistofele, Piero Pretti Faust, Maria Agresta Margherita, Kamelia Kader Marta/ Pantalis, Maria Teresa Leva Elena, Enrico Casari Wagner/Nereo, Orquesta y Coro del Teatro La Fenice, director Nicola Luisotti, maestro del coro Alfonso Caiani, Coro voci bianche Piccoli Cantori Veneziani, maestro del coro Diana D’Alessio y Zoya Tukhmanova, dirección escénica Moshe Leiser e Patrice Caurier, escenografía Moshe Leiser, vestuario Agostino Cavalca, diseño iluminación Christophe Forey, diseño video Etienne Guiol y coreografia Beate Vollack.

Maria Agresta

 

Unos días antes de asistir al Mefistofele veneciano, tuvimos la oportunidad de escuchar en Nápoles a la soprano cilentana Maria Agresta en su adorado Teatro San Carlo. Acompañada de la orquesta del teatro dirigida por el maestro Maurizio Agostini, interpretó un delicioso y apasionado viaje a través de la historia de la canción napolitana, que alternó con algunas menciones a su origen y citas poéticas en napolitano. Durante dos noches consecutivas, 20 y 21 de abril, fue aclamada y largamente ovacionada por el público que abarrotaba en teatro. 

Las enrojecidas faldas del Vesubio, en una ardiente puesta de sol, parecían desvelar ese reino de Satán que en la antigüedad se imaginaba en su interior, como presagio de aquello que, dos días después, íbamos a presenciar en el Teatro La Fenice. Al llegar a Venecia, su acogedor teatro nos ofreció un cálido cobijo frente al fuerte vendaval, acompañado de lluvia y frio, con amenaza de acqua alta, que asolaba la ciudad de los canales la tarde del 23 de abril.

Asistimos a la última de las cinco funciones de un magnífico, sugestivo y apasionante Mefistofele de Arrigo Boito, que han tenido lugar a lo largo del mes de abril. Un espectáculo redondo, impactante, de absoluta coherencia, en el que todo, hasta el más ínfimo detalle ha sumado. Por una parte, la minuciosa labor de concertación y dirección musical de altísimo nivel de Nicola Luisotti, ágil y de amplísimas dinámicas, con sutiles pianísimos audibles por esa cálida y rotunda acústica del teatro, en contraste con poderosos fortísimos, nunca estridentes, al frente de unos atentos y maleables orquesta y coro, y siempre en un perfecto equilibrio con las voces protagonistas. Por otra, la inteligente dirección escénica de Moshe Leiser y Patrice Caurier que, basándose en un profundo respeto y conocimiento del libreto y la partitura, han dado forma a una narración novedosa y contemporánea, que emociona y toca muy de cerca al espectador.

El equilibrado y soberbio conjunto de cantantes, estuvo encabezado por el bajo-baritono Alex Esposito, viva encarnación de Mefistofele, el tenor Piero Pretti como Faust y la soprano Maria Agresta como Margherita.

La representación se desarrolló en la caja escénica oscura y vacía, como si se tratara de un viejo teatro en desuso, en la que un desvencijado sillón, un graderío, el ordenado estudio de Faust, varias filas de butacas de teatro y pocos elementos más, se van sucediendo según las diferentes escenas, dejando el protagonismo absoluto a un impresionante juego de luces y proyecciones.

Mefistofele Fenice

Tras el prólogo, el primer acto se abrió con un coro de tifosi que abarrotaba el graderío de un campo de futbol, acompañado de todo tipo de anuncios luminosos, una imagen que potenciaba aún más el fuerte contraste entre la afición más popular y el ilimitado deseo de saber de Faust, y que induce a su discípulo Wagner, a expresar su total desprecio por el vulgo. La fugaz visión de Faust en su luminoso estudio, rodeado de libros, pinturas contemporáneas, una estatua clásica y un violonchelo, se desvanece con la aparición del tentador Mefistofele que, tras sellar el pacto, le suministra una eficaz dosis de heroína para emprender el viaje iniciático. En la escena en el jardín, una Margherita cubierta con el chador musulmán, da mayor credibilidad a unas más rígidas convicciones religiosas y a su duda sobre la fe de su pretendiente Enrico (Faust), y acentúa su pecado por dejarse seducir por él. 

Impresionante la escena del Sabba, con la esfera terrestre suspendida en el vacío y la proyección de fondo de una ciudad en llamas, que van avanzando hacia el proscenio y parecen extenderse a los primeros palcos, una aterradora imagen que evoca el pavoroso incendio que convirtió en cenizas La Fenice en 1996. Nos sobrecogió la escena de la muerte de Margherita, que aparece acurrucada en el centro de la oscura caja escénica vacía, con varios vigilantes-policías alineados al fondo, y tras oírse un móvil, uno de ellos se le acerca y, zarandeándola, se lo entrega. La interpretación al teléfono de la bella y a la vez angustiosa aria, “L’altra notte in fondo al mare”, estremeció a todo el teatro. 

El Sabba clásico, en contraposición al campo de futbol, sucede en el mismo Teatro La Fenice, sede de la música culta, clásica. El elegante publico, entre el que se encuentran Mefistofele y Faust, se recrea escuchando a Elena, mezzosoprano, acompañada al piano, y viendo un espectáculo de danza clásica. Durante el duo entre Faust y Elena, se proyecta obre el fondo la imagen de una bella estatua clásica que termina por desvanecerse, como el sueño, para convertirse en el puñado de polvo que, al quedarse sólo Faust, deja caer de entre sus manos. De nuevo en su estudio retoma su violonchelo-Biblia, mientras Mefistofele iracundo por su derrota, se enfrenta al público apuntándonos con una pistola…. Amenaza a la que respondimos con una atronadora ovación, que poco a poco se fue extendiendo a todo el formidable equipo intérprete de un más que memorable Mefistofele. Lucrecia Enseñat.

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