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Por Publicado el: 06/11/2022Categorías: En vivo

Crítica: Josep Colom cierra el Festival Iturbi

Josep Colom: un lujo que no nos merecemos

Obras de Franck, Iturbi, Stravinski, Falla y Chopin. Josep Colom, piano. Festiva Iturbi, L’Almodí 4 de noviembre de 2022

Josep-Colom-c-Festival-Iturbi

Josep Colom (c) Festival Iturbi

Decía Joaquín Sabina de Javier Krahe que “es un lujo que España no se merece”. Esas palabras me vinieron en mente al escuchar el recital que Josep Colom ofreció en Valencia el pasado día 4. Sorprende que un pianista de su categoría no tenga más reconocimiento, que no llene auditorios de un público tan devoto como el que va a escuchar a Sokolov, Pires, Trifonov o Perianes, por poner unos ejemplos. El mundo de la música es a veces no muy justo. El concierto tuvo lugar en L’Almodí, sala donde se programan los conciertos de cámara del Palau de la Música desde su cierre; se trata de un edificio origen medieval, de indudable belleza que, si bien no es un lugar óptimo para hacer música, no deja de tener su encanto. La sala, más bien pequeña, se llenó con un público amante y conocedor del piano que incluía no pocos jóvenes, supongo que algunos provenientes del cercano conservatorio. Un público que supo apreciar el arte de Colom y que terminó por levantarse de sus butacas a aplaudir en señal de reconocimiento.

El concierto comenzó con el monumental Preludio, coral y fuga de Franck. Colom ha sido fiel a esta partitura y la incluye en sus programas siempre que tiene ocasión; de hecho, creo que, a día de hoy y tras décadas de diálogo con la obra, se ha convertido en el mayor de sus intérpretes. El maestro disecciona cada elemento de la compleja composición con un magisterio que resulta epifánico; todo cobra sentido en sus manos con una lógica natural y expresiva a la vez. A eso hay que unir que a sus 75 años está en un excelente estado de forma, me atrevo a decir que está en su mejor momento… A continuación, tres piezas con un curioso parentesco: la primera fue la Pequeña danza española que José Iturbi compuso y que interpretaba en sus conciertos como propina; a continuación de Stravinski el Piano-Rag-Music y Tango, la primera compuesta para Rubinstein y la segunda estrenada por el propio Iturbi y, por último, la Fantasía Baetica escrita por Falla para Rubinstein. En definitiva, toda una madeja de relaciones. Destacó Colom en la interpretación de Falla en la que subrayó los aspectos más novedosos de la pieza devolviéndole toda la modernidad que contiene y ofreciendo un impresionante final.

Pero, sin duda, fue en la segunda parte con la interpretación de la serie de 12 estudios op. 25 de Chopin donde Colom demostró su enorme categoría artística, pues si es un gran pianista es gracias a que es un gran músico en el sentido más amplio de la palabra. En la línea de las posiciones que defiende Luca Chiantore, Colom interpretó los doce estudios sin solución de continuidad y enlazándolos con unos pasajes de transición compuestos por él. Esta era una costumbre propia del siglo XIX que ahora se recupera. Para ello utilizó el tema del n.º 11 (conocido como “Viento de invierno”) como una especie de idée fixe que reaparece de forma cíclica y que incluso se desarrolla para conducirnos a la famosa marcha fúnebre de la sonata n.º2 sugiriendo todo un hallazgo musical. En cuanto a estos estudios, Colom parecía poner en aprietos a la tradición interpretativa conforme ejecutaba cada uno de ellos. El aspecto meramente técnico, de ejercicio, se transformaba en sus manos en un lenguaje autónomo que utilizaba para la expresión. En ese sentido, no hubo en ningún momento ni premura ni exhibición, simplemente técnica, expresión y sabiduría. La mejor muestra fue cómo interpretó el 12 que, bajo el nombre postizo de “Oceano” ha sido aporreado por pianista de todos los tiempos empeñados en tocarlo fuerte y rápido. En sus manos sonó con absoluta elegancia, melancolía, color… yo que creía conocer estos estudios antes de entrar al concierto, salí con la sensación de haberlos escuchado por primera vez.

Con este histórico recital se cerraba el Segundo Festival Iturbi que, bajo la dirección artística de Justo Romero, ha hecho que Valencia se convirtiese, por unos días, en la capital del piano en nuestro país. Comenzó con un impresionante recital de Maria Joao Pires, contó con el estreno del quinteto con piano “Lógicas exquisitas” de Francisco Coll, ha profundizado en el repertorio de cámara para piano, el día 3 se ofreció un extraordinario concierto que incluía el concierto para cuatro teclados de Bach, para tres pianos de Mozart y para clave y pianoforte de Carl Philipp Emanuel Bach. A ello hay recitales como el de Yulianna Avdeeva o el del propio Josep Colom. César Rus

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