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Por Publicado el: 21/03/2021Categorías: En vivo

Crítica: Primeros pasos en Europa

FOCUS FESTIVAL (ORQUESTA Y CORO NACIONALES DE ESPAÑA)

Primeros pasos en Europa

Obras de Hidaldo, De Pablo y Bartók. Alberto Rosado, piano. Orquesta Nacional. Director: Nacho de Paz. Festival Focus III. Auditorio Nacional, 19 de marzo de 2021.

Nacho de Paz

Se ha cerrado con este concierto el breve pero enjundioso Festival Focus, del que hablábamos hace unas semanas. En esta tercera entrega se nos mostraban dos obras prácticamente fundacionales de esa mirada al exterior, casadas con una composición monumental y representativa de tantas cosas, una creación magistral surgida de la mano de Bela Bartók.

Juan Hidalgo (1927-2018) fue uno de los creadores más inquietos de ese movimiento que buscaba el acercamiento a Europa. Su actividad fue múltiple, siempre en busca de nuevos territorios expresivos, de nuevas formas (recordemos el movimiento Zaj). En su etapa inicial, tras sus contactos con Maderna o Boulez, construyó algunas partituras de notable significación, como “Ukanga”, lineal, geométrica, puntillista, envuelta en un refinado expresionismo nacido de la aplicación de estrictos procedimientos seriales. Música espacial, exquisita, poblada de silencios, edificada sobre la acción e interacción de cinco pequeños grupos de músicos, con un total de 15 instrumentos.

Luego escuchamos una composición del nonagenario Luis de Pablo, presente en la sala, figura esencial en ese despegue de nuestra música moderna. Su obra “Invenciones”, estrenada en 1960, varias veces arreglada y definitivamente reformada en 1999, que exige un amplio contingente orquestal, muestra el grado al que había llegado su técnica y su destreza en la distribución de timbres y la habilidad para combinar bloques sonoros, a modo de módulos.

Como apunta en su didáctica presentación online Nacho de Paz, estamos ante una curiosa y amena narración en la que los distintos grupos y temas juegan el papel de personajes sonoros. Una composición en tres partes breve, concisa, amena y, en su momento, trascendente y demostrativa de un estado de cosas y de la salud de nuestra música contemporánea, que tuvo, como la de Hidalgo, una primorosa, ajustada, precisa, objetiva, clara y puntual interpretación.

El director asturiano (1974) llevó todo a punta de batuta (aunque no la utilizara en la económica “Ukanga”), con su gesto amplio, claro, conminatorio y expresivo. El impulso energético de su mando se dejó traslucir asimismo en la vigorosa versión de la “Música para cuerdas, percusión y celesta” de Bartók, una composición de gran complejidad, rigurosamente planteada, que emplea, con un grado superior de estilización, música popular húngara (ritmos verbunkos, por ejemplo).

Desde el mismo inicio –con los dos grupos simétricos de la orquesta enfrentados, como está prescrito-, se estableció la necesaria tensión en la oscura introducción. Hermoso crecimiento postrero. Los “pizzicati” del Allegro subsiguiente marcaron la pauta expresiva con un grado quizá mejorable de nitidez. La celesta hizo oír su voz en el conturbado “Adagio”, en pasajes imitativos bien urdidos. En el animado “Allegro molto” el impulso de la batuta proporcionó excitantes compases y aceleraciones bien controladas, en una imparable y desbordante línea. Echamos de menos en los últimos tramos una planificación más diáfana y un punto final de menor emborronamiento.

Buen triunfo y buen remate a un ciclo ejemplar. Esta tercera cita fue presentada sobre el escenario, con proyecciones incluidas, por la musicóloga Carmen Noheda, que habló con propiedad, pero a la que, con la mascarilla incrustada –de la que podía haber prescindido al encontrarse sola en el amplio hemiciclo- se le entendía muy mal. Estupendas notas al programa de Alberto González Lapuente, artífice de este Festival. Arturo Reverter

Un comentario

  1. Javier Suárez-Pajares 22/03/2021 a las 16:02 - Responder

    Una discrepancia y una observación

    Arturo Reverter es un crítico consumado. Escribe claro, enseña y juzga con rigor, y comunica detallada y parsimoniosamente. Tiene estilo y peso. Trata de historia, de música y hasta de cuestiones apenas aprehensibles de la interpretación musical. No se mete en más líos y, de sus alforjas, reparte las de cal con muy poco gasto de arena. En eso, mire por dónde, sería un mal albañil que deja tras de sí ñapas encaladas y blanquísimas, pero frágiles. Lo aparentemente efímero del género invita a estas construcciones y hasta las justificaría. El problema es que, en realidad, la crítica no es un género efímero, sino una fuente duradera de información sobre la vida musical de un tiempo determinado. Por eso hay que tener un poquito de cuidado con algunas cosas y, sobre todo, con el reparto de la poca arena que será lo que, dentro de unos años, interese a historiadores y otros curiosos tantas veces abocados a tomar por hechos lo que fueron opiniones. En este caso, salvo el final de la «Música para cuerda, percusión y celesta» de Bartók donde Reverter notó, en la dirección de Nacho de Paz, la falta de una planificación más diáfana y observó cierto emborronamiento, todo fue bien. De la orquesta no dice ni mu, pero de lo que sí dice es de una joven musicóloga que presentó las obras de una manera brillante, extraordinariamente bien trabada, valiente, original y muy documentada. Según Reverter –que había entendido muy bien «Ukanga» de Hidalgo– se la entendía muy mal. Yo, que estaba allí, la entendí sin problema y agradecí mucho la elevación de un discurso que concedía al público del Festival Focus el respeto que merece. Este público, por lo que la aplaudió, la entendió también y valoró con más generosidad su esfuerzo. Hasta aquí solo señalo lo que no es más que una discrepancia en la apreciación, pero lo que no me parece aceptable es que Reverter atribuya a la musicóloga la responsabilidad de llevar una mascarilla “incrustada” como fuente de un supuesto problema. La normativa de la Comunidad de Madrid, por no hablar del sentido común, exige el uso de mascarilla en todo lugar cerrado, abierto al público, con independencia de que se pueda mantener la distancia de seguridad. Pero es que, además, se la entendía perfectamente y yo solo espero que el crítico que con más finura ha hablado de la voz en este país no pierda, tan de repente, el tino.

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