El día internacional de la música, el pasado junio, fue celebrado por todo lo alto por los nuevos gestores del Auditorio Nacional…y unos pocos espectadores. Si las cifras que nos han llegado son ciertas, del millón de euros que tiene para programación propia -ahora la llaman «personal»- se habrían gastado 240 mil en una serie de espectáculos, la mayor parte de pequeño formato, a lo largo de todas las salas del edificio. Al parecer las hojas de taquilla reflejan asistencias de una docena de personas y el único que consiguió llenar fue Savall.
De esta celebración se enteró muy poca gente y los que entraban eran principalmente los curiosos que pasaban por la calle, veían barullo, entraban, se paseaban y se salían.
Si la cifra del coste del evento fuese exacta -y parece que lo es- estaría hablando a las claras de la formidable capacidad de gestión del nuevo equipo en el que, por cierto, aún hay personas sin el contrato «ad hoc».
La salida de Promoconcert -¿alguien va a hacer 6 de los casi 30 conciertos programados tras suspenderles arbitrariamente más de 20?- supondrá unos doscientos mil euros de merma en alquileres, a los que habrá que sumar la reducción de conciertos de la Universidad Complutense y las repercusiones de la crisis en otros arrendatarios. Total, que Isabel Vazquez -¿será posible que se vuelva a cumplir aquello de «ya llegará quien te haga bueno», porque ahora ni siquiera está limpio el edificio- dejó en centro con superavit y, como las cuentas del Estado, con losnuevos ya ha entrado en deficit.