Marset se acabó mojando en la polémica sobre Promoconcert en el Auditorio Nacional. Lo hizo apoyando a López López, el director artístico que designo, y con dos frases de antología: «La relación calidad precio es muy discutible» y «Ya no sólo es el Consejo Artístico sino también ley velan porque en el Auditorio no se programe al que paga las tasas, sino con un criterio artístico».
Primero, ¿Quién juzga la relación calidad/precio? ¿Acaso no es el público acudiendo o no a los conciertos? No entenderlo así se llama simple y llanamente «censura», alguien impidiendo a terceros que hagan con su dinero lo que deseen.
Segundo, No hay ley más que la publicada en el BOE y en él se fijan las condiciones para alquilar el Auditorio Nacional y no se entra para nada en valoraciones artísticas de un trucado Comité Artístico. El amparo en la Ley de Tasas no lleva legalmente a ninguna parte.
Nuestra opinión no teiene nada que ver con que nos guste o no nos guste Promoconcert, sino con los derechos de todo ciudadano y con la igualdad entre unos y otros a arrendar el Auditorio, con criterios objetivos, numerables y cuantificados.
No se nos puede tratar de engañar, vendiendo la burra entre humos, como si todos fuesemos tontos. Sabemos que en septiembre Promoconcert va a recibir unas rotundas instrucciones sobre cómo ha de actuar para obtener una cuantiosa indemnición e inhabilitar a más de uno por prevaricación. Atentos a entonces.