El Viñas
Esta tarde el Liceo hará un repaso a la carrera de José Van Dam, miembro del jurado deL 49º Concurso Francisco Viñas, abierto con un recital por Ewa Podles, 2º premio del concurso de 1981. Mañana tendrá lugar la final del concurso de canto más notorio de los que tienen lugar en España y el único de auténtico prestigio internacional, que viene celebrándose desde un ya lejano 1963 en que fue creado por el Dr. Jacinto Vilardell en memoria de Fracisco Viñas, padre de su esposa. Viñas fue un extraordinario tenor que abordó un amplio repertorio, aunque hoy lo recordemos más que nada ligado a Wagner, cuyo «Parsifal» estrenó en España y cuyas opiniones sobre el canto recogió en su libro » El arte del canto». En esta ocasión participan 539 artistas provenientes de 61Y países, con audiciones preliminares en Londres, París, Nueva York, Milán y Madrid. Su jurado cuenta con nombres de referencia como Fiorenza Cossotto o Van Dam, pero quizá aún más importante a efectos prácticos es la presencia de representantes de los primeros teatros del mundo, desde la Scala al Metropolitan. Por eso es fácil la proyección de cualquier aspirante de calidad, aunque no obtenga esos dos ansiados primeros premios que ya tienen garantizada su intervención en próximas temporadas del Liceo y el Real. Además de 85.700 € distribuidos en diversas categorías, hay tres premios adicionales concedidos por Montserrat Caballé, Bernabé Martí y Plácido Domingo, a los que se añade uno al mejor cantante catalán ofrecido por el Ayuntamiento de Moià, localidad de nacimiento del tenor cuyo nombre lleva el certamen, dedicado este año a la memoria de su nieta María Vilardell.
La relación de nombres que ha lanzado al estrellato habla por sí sola: Obraztsova, Miricioiu, Jo, Vaduva, Mazzola, Podles, Borodina, Urmana, Millo, Schnitzer, Gallo, Rydl, Fraccaro, Pierotti, Machado o la cantera española encabezada por Vicente Sardinero, María Orán, Enedina Lloris e Isabel Rey, mientras que María Bayo, Iñaki Fresán, Vicente Ombuena, Ofelia Sala y María José Moreno tuvieron que consolarse con premios menores o bolsas de estudios. ¡Menuda cosecha!