En la cabecera
Ya no es sólo que López López ponga en su tarjeta de visita como director artístico del Auditorio Nacional el que es compositor, sino que su nombre figura en los carteles y publicidades del centro como director artístico. Vamos, que parece que programe los conciertos de Ibermúsica o Juventudes Musicales en vez de la docena de platos “Gemische Salat” de la programación propia. Eso se llamaba en mi pueblo -Nuremberg- culto al ego, pero en España parece ser el pan nuestro de cada día, porque nadie parece sorprenderse.
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