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Por Publicado el: 05/10/2014Categorías: Artículos de Gonzalo Alonso

Fundación March: personalidad propia

Fundacion March

Fundación March: personalidad propia

Hay entidades que no aparecen tanto en la prensa como otras porque no dan lugar a malas noticias, que es lo que parece perseguimos cuantos escribimos. Se habla de la ridiculez de los 423.000€ que aporta el Gobierno central al Palau de les Arts frente a los 8,7 millones al Teatro Real o del numerito de éste desalojando al público del foyer en las frustrantes «Bodas de Fígaro» para colocar un enorme podio dedicado a un Maserati en busca de un dinero que no debería necesitar, dado que el IVA que cobra en las entradas ya no lo tiene que ingresar a hacienda o los muchos abonos que declara, no sin truco, haber aumentado. En cambio la Fundación March camina piano, piano, pero con paso firme y seguro dentro de una filosofía cultural propia muy diferenciada del resto de organizaciones culturales.

La Fundación March tiene la suerte de contar con su propio patrimonio, que es el aportado por la familia de su nombre y gracias a la buena administración del cual puede desarrollar sus actividades. No busca ingresos por patrocinios, por los conciertos o exposiciones que programa, que todos son gratuitos. No inserta publicidad en ningún medio, porque tampoco pretende llegar a un público mayoritario y ni siquiera llenar las salas de su estupenda sede, donde se desarrolla toda la actividad. Eligió el camino de la multidisciplinaridad para sus programaciones y decidió que éstas habían de inspirar confianza más que romper. En definitiva, apuesta por la soberanía de propuestas y por la calidad, buscando satisfacer necesidades sociales más que los deseos inmediatos del público. Su personal tiene por tanto una sola tarea, programar, y a ello dedican todo su tiempo. Los programadores son comisarios de las exposiciones o los conciertos, que se plantean a modo de intinerarios. Todo ello proporciona a sus propuestas un áurea muy personal. Gonzalo Alonso

Esta temporada habrá algunas novedades. Se mantienen las retransmisiones en directo por Radio Clásica iniciadas hace casi treinta años, pero se amplían a las en diferido por Radio Cataluña. Se introduce un ciclo centrado en el teatro musical de cámara. Ya no habrá que aguardar largas colas para acceder a los conciertos, como cuando las entradas se repartían en el momento provocando incomodidad, pues existe la posibilidad de la prerreserva de localidades numeradas. Se buscará la modificación del formato tradicional del concierto para apoyar una participación más activa del oyente. La explicación de los conciertos, actividad cada vez más demandada, tendrá su hueco en algunos de los ciclos didácticos como el bautizado como «En nombre de B-A-C-H». La programación incluye nada menos que 13 ciclos, 154 conciertos, 3 operas cámara , 208 intérpretes , 36 grupos, 292 compositores y 664 obras. ¡Qué cundan muchas instituciones como la March!

 

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