García Abril, inspiración
Antón García Abril no sólo es un compositor peculiar, sino una persona empeñada en la difusión y perdurabilidad de su obra, con ambiciones para mantener una importante presencia en las instituciones culturales de nuestro país. Es peculiar porque no precisa alimentarse del «postre de los músicos» y, aunque ya sabemos que varias generaciones de autores españoles han tenido inteligencia para aprovechar muy bien las subvenciones, él no sólo ha seguido esta vía sino que también ha ganado bastante dinero de forma directa con el público, con las taquillas o con los productores y ahí está su música cinematográfica para demostrarlo, lo que evidencia una clave adicional: su capacidad para comunicar, intuición e inspiración, algo que hace mucha falta en la composición contemporánea.
Precisamente por ello le ha sido posible editar, con los patrocinios de la fundación que lleva su nombre, de la del BBV y de su propia editora, una colección de cinco cds con ciento tres canciones en quince voces de una buena parte de nuestros mejores cantantes acompañados al piano por Rubén Fernández y Alejandro Zabala. Ahí están desde Arteta a Bayo, desde Montiel a Fabiola Herrera, desde Ódena a Bermúdez, pasando por voces prometedoras como la de José Ferrero. Se lanzan inicialmente en los quioscos con entregas semanales y del primer cd ya se han vendido más de cinco mil ejemplares, lo que supone un récord en la música clásica española. La integral canora de García Abril está bien presentada, con explicaciones de cinco reputados musicólogos y los textos de las obras. Entre éstas algunas tan bellas y que llegan a los corazones como las Canciones Xacobeas, «Yo canto porque estoy alegre» o “Vive”, recuperada de la película que sobre Gayarre rodara José Carreras, y ahora caballo de batalla de José Bros.
Al presentar este ciclo deja constancia de un hecho concluyente: ¿qué otro autor español vivo -y no español- cuenta hoy con una colección de más de cien lieder, bien escritos, bellos y comunicativos? Cierto es que no todos reunen la misma calidad, pero ¿se imaginan una integral de cien canciones de algunos de nuestros otros autores más preclaros? Esto no dejará de crear envidias.