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Por Publicado el: 20/06/2022Categorías: Entrevistas

Jesús Iglesias: «Lo que vale es la experiencia en vivo»

El director artístico del Palau de les Arts habla de la próxima temporada, que recorrerá cinco siglos de ópera, de los retos de programar en Valencia y de la importancia de la experiencia en vivo frente al ”streaming

Jesús Iglesias

Jesús Iglesias Noriega (Gijón, 1971) explica con detalle lo que va a ser el curso 2022-2023 del Palau de Les Arts. Habrá 10 títulos, siete representados en la Sala Principal y tres en la Martín y Soler. Lleva tres años al frente de la dirección artística y le ha pillado uno y medio largos de pandemia, entrenamiento que multiplica de manera exponencial su tiempo en el cargo. Ha presentado en Madrid los títulos y ciclos que conforman la próxima temporada. El Palau, un continente espectacular que lleva la firma de Santiago Calatrava, en sus palabras “es mucho más que un contenedor de la temporada lírica”, de ahí que los ciclos a través de los que se articula vayan cobrando ya fuerza, del flamenco a la música valenciana, pasando por el público infantil, la danza, el barroco, la zarzuela, el lied o intérpretes como Melody Gardot o Rufus Wainwright. La ópera ha salido del santuario y se ha abierto a calles y pueblos. A los centros penitenciarios, también.

¿Cómo es posible que un camión tipo tráiler se convierta, como si de una película de “Transformers” se tratara, en el escenario de un teatro de ópera para representar a Martín y Soler? Es posible dentro del proyecto “Les Arts volant”, y él y su equipo, con Jorge Culla, director general, como piedra angular, lo están haciendo realidad.

-Esta temporada me parece muy (Teatro) Real.
-Real, en minúscula, desde luego que es. Tratamos de que lo que hagas no desmerezca en absoluto lo que están haciendo otros coliseos, sobre todo los dos grandes teatros que hay en España, que son el Real y el Liceo. Pienso que estamos a un nivel equiparable. Tratamos de ir dando poco a poco pasos, pues no puedes dar zancadas de golpe y hemos avanzado considerablemente en cuestiones estéticas.
-¿Cuál es la guía para medir lo que le gusta y quiere el público?
-Nos guiamos por el “establishment” y tendemos a dejarnos llevar por el público que es más tradicional, pero no olvidemos que hay mucho más. Hay que programar para todos y esa es la gran dificultad a la que hacemos frente.
-¿Cómo definiría la temporada 2022-2023?
-Una temporada de nivel internacional. Si nos va bien a todos los teatros, entre todos sumaremos, de eso no me cabe duda. Una de nuestras batallas es convencer al público de las ventajas de la experiencia en vivo frente al «streaming». Lo que se ve a través de una pantalla o de la televisión no es lo real, no es experiencia. Es precisamente la experiencia del momento, la que permanece, la que se te queda grabada y recuerdas. Es única. Te puedes poner una grabación de este o aquel artista y siempre será exactamente igual; sin embargo, una función, un concierto, jamás es igual a otro. Además, una cosa es lo que ves en el escenario y otra cómo tú, dependiendo de tu estado anímico, lo percibes.
Noriega habla rápido y está convencido de lo que dice. Hasta diciembre de 2026 tiene tiempo para marcar las líneas de su presencia. Casi echó los dientes en el Teatro Real y ahora, en Valencia, trata de acercar públicos al patio de butacas, de que pierdan el miedo a lo que se hace dentro del Palau: “Tiremos la caña a un público diferente para que los jóvenes que, por ejemplo, van a un preestreno no se queden exclusivamente en eso”, cuenta con convicción. Se remite a las pruebas y a los hechos irrefutables de un “Wozzeck” que ha cerrado a lo grande la temporada y llenado el teatro, de gente que ha ido varias veces, de chavales que han experimentado por primera vez algo que no van a olvidar (define la experiencia como “un impacto cultural en la ciudad”).
-Consolidar es un verbo importante y estamos en ese momento. Pasarse de frenada es peligroso. En un par de años podremos hacer un análisis y una reflexión serios sobre nuestro camino, los logros y dónde tenemos que poner el énfasis.
-Valencia no es Madrid, dicho con todos los respetos. ¿Cuánto cuesta programar allí? Y no me refiero a cantidades, sino a esfuerzo.
-Estamos acostumbrados a mirar a Madrid, como si el resto de manifestaciones culturales no existieran. La capital no puede ser el perímetro. Cada ciudad tiene su idiosincrasia. En Valencia no existía una programación lírica y de repente se construye el Palau de les Arts y hay que dotarlo de un contenido. Te diré que el nivel medio de las funciones es muy alto y eso es lo que tenemos que mantener. Cuesta mucho, pero no se puede trabajar con picos un día y bajadas en picado otro.
-Y luego está el tema de las grandes voces, las estrellas a las que todo el mundo, sepa o no, quiere escuchar.
-Yo no voy a trabajar el “star-system” y me gustan las grandes voces y las estrellas como al primero, pero contratar por el nombre únicamente no es crear una base sólida. Es necesario presentar espectáculos globales, pero sin depender del nombre de un artista. La clave no son las estrellas, sino tener un proyecto sólido, buscar la calidad y adaptarte al lugar donde estás, que en este caso es Valencia.
-¿Qué le diría a quien es reticente a poner el pie en el Palau?
-Lo desconocido puede provocar miedo o fascinación y hay que conseguir hacer realidad esto último y fomentar la curiosidad. Vivimos, además, un momento complicado para ello, en que tenemos todo en la extensión de nuestro brazo, que es el móvil. No hay que buscar ni perseguir porque lo tenemos a golpe de click.
El director artístico del Palau de les Arts tiene claro que “pensar únicamente en ópera es desaprovechar muchos recursos”. De ahí la existencia de ciclos que año tras año se van consolidando. Hay que sacar Les Arts del Palau: esto es, que la cultura y la lírica lleguen casi a cada pueblo. Así, el 1 de septiembre el concierto de inauguración de la 17.ª temporada se celebrará en Altea, dirigido por el titular de la Orquesta de la Comunitat Valenciana, James Gaffigan. Tiene claro, también, el peso de la música de la tierra, que no olvida en ningún momento, la importancia de programar lo no representado en Valencia y la presencia de la mujer. “En el Palau hacemos mucho más que ópera”, repite a modo de mantra. A partir de septiembre se podrán ver cinco nuevas producciones, “Zelle”, “Anna Bolena”, “Cendrillon”, “LIncoronaziones di Poppea y “Ernani”, inéditos en el repertorio del teatro, a los que se suman “Jenufa”, “Alcina” y “El cantor de México”, “La bohème”, “Don Giovanni” y “Tristan und Isolde”. Gema Pajares

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