LUIS DE PABLO: ELOGIO DE LA FANTASÍA
LUIS DE PABLO: ELOGIO DE LA FANTASÍA
Teatro Monumental
WAGNER: Lohengrin (Preludio). DE PABLO: Fantasías para guitarra y orquesta. PROKOFIEV. Sindonía nº 5, Op. 100. Thierry Mercier (guitarra). Orquesta Sinfónica de RTVE. Director: Adrian Leaper. 23 de noviembre de 2007. Teatro Monumental, Madrid. .
Acaso con un cierto retraso, el Premio 2004 de la Fundación Guerrero concedido a Luis de Pablo (Bilbao, 1930) por su obra y trayectoria se vestía de concierto con la interpretación de una sensacional partitura del año 2001, “Fantasías para guitarra y orquesta”, estrenada en París dentro del Festival Présences el 5 de febrero de 2003 por el mismo solista que la presentaba en esta sesión, el francés Thierry Mercier. Composición nacida como encargo de Radio France, “Fantasías” es una ambiciosa propuesta de 34 minutos en la que el sapiente maestro vasco retoma ciertas raíces españolas –y también españolizantes- que, por la vía de la cita o la paráfrasis, dieron cauce a importantes páginas de los año 70, como el ciclo de los “Éléphants Ivres”. Lo que allí era referencia a un motete de Tomás Luis de Victoria se convierte en “Fantasías” en una incardinación textual –gesto extraño en De Pablo, aquí con resultado hermosísimo- de la “Fantasía IX” de Alonso de Mudarra, con glosa añadida, en “Antaño”, la segunda sección del último tiempo de la pieza. Página de fabulosa imaginería orquestal, lo cual no es sorpresa en el autor, “Fantasías” anonada al oyente, sobre todo en sus dos segmentos pares, “Murmullo” y el amplio final cuatripartito, “Solo I – Antaño – Solo II – Hogaño”. Con esta pieza poética, casi lírica, la maravillosamente fértil, vigorosa etapa actual de De Pablo, vuelve a darnos otra composición excepcional.
Con rara facilidad, Mercier, dedicatario de la obra, bordó unos pentagramas de ejecución temible, en plena “complicidad” con la excelente Orquesta de RTVE e hiper-eficaz guía del titular del conjunto, Adrian Leaper, que obtuvo de su agrupación óptimos resultados en las piezas que abrían y cerraban programa, el Preludio del “Lohengrin” wagneriano y la agradecida –siempre que se toque bien, claro- “Sinfonía nº 5 “ de Prokofiev. José Luis Pérez de Arteaga
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