Mortier contra López Cobos

Empiezo por aclarar que en estos momentos no tengo relación alguna con Jesús López Cobos, apenas el saludo si llega el caso. Sin embargo nuestra relación fue bien distinta hace años, pues nos conocemos desde 1970. Cuando falleció el maestro García Navarro propuse al patronato del Teatro Real una terna sucesoria: el propio citado, Miguel Ángel Gómez Martínez y Kent Nagano. La comisión ejecutiva se decidió por el director zamorano, pero existía el problema de que había declarado por activa y por pasiva tras dejar la OCNE que no volvería a responsabilizarse de una institución musical española. Hablé con él, que dirigía “Manon” en París con Fleming, le convencí que su candidatura saldría delante si el aceptaba negociar y aceptó hacerlo. Luis Alberto de Cuenca se reunió con él en San Sebastían en medio de un “Rigoletto” y se firmó el contrato.

Nunca tuve acceso a éste, como tampoco lo hemos tenido en el patronato al de Mortier, pero puse el grito en el cielo cuando pude enterarme de algunas de sus consecuencias: emolumentos anuales por todos los conceptos, residencia en el extranjero y vetos a algunos compañeros de profesión. No le gustaron nada mis críticas y nuestras relaciones se cortaron en seco. Por eso creo que puedo afirmar lo que voy a afirmar con plena objetividad.

Mortier ha declarado textualmente al diario austríaco “Kurier” que “Jesús Lopez-Cobos era director titular cuando yo llegué a Madrid.  Pero él apenas trabajaba con la orquesta.  Tuvimos que echarlo”. Falso de toda falsedad. Mortier no estaba ni se le esperaba cuando el maestro y Marañón decidieron no renovar el contrato en septiembre de 2008. Cierto es que cohabitaron unos meses en 2010, con López Cobos finalizando contrato, pero nada más. He sido testigo, como crítico y patrono del teatro, del trabajo de López Cobos con la orquesta y de sus esfuerzos por su mejora. También de los impedimentos que a su trabajo puso Gregorio Marañón a partir del momento en que tanto el director como Antonio Moral se opusieron a varios de los deseos del presidente del patronato, entre ellos el nombramiento de un consejo asesor. Marañón decidió no renovarle, le negó petición tras petición para mejorar la orquesta y, sin decirle nada pero no pudiendo impedir que se enterase, inició conversaciones con Harding y Lissner, por lo que López Cobos se anticipó renunciando a renovar.

Mortier no tenía que haberse metido en esos berenjenales, más falseando la realidad. López Cobos ha hecho bien en pedir una rectificación al teatro y hará bien si demanda a Mortier en defensa de su derecho al honor. Marañón calla porque sabe las cartas que en su momento escribió. No es de recibo. López Cobos puede contar con mi testimonio si llega a juicio. Hay muchas cosas que han de cambiar en el Teatro Real.