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Por Publicado el: 03/06/2018Categorías: Artículos de Gonzalo Alonso

OCNE, próxima temporada

OCNE, próxima temporada

Esta semana se presentó para la prensa la próxima temporada de la OCNE en la sala de tapices del Auditorio Nacional. En la mesa de presentación Montserrat Iglesias, directora general del INAEM, Félix Alcaraz, David Afkham y Miguel Ángel García Cañamero, directores técnico, principal director musical y director del coro respectivamente. Por cierto, respecto a los cargos, ¿Por fin se va a renovar el contrato de Afkham? ¿Por cuánto tiempo? ¿Va a seguir figurando como director principal en vez de director titular y es que ya lleva cuatro años como tal? ¿Por qué? ¿Por qué no es, a su vez, director artístico como lo fueron antes otros titulares y actualmente el cargo lo ejerce el director técnico?

La temporada se asienta en siete programas de Afkham, cinco de Juanjo Mena como director asociado dos de Cristoph Eschenbach como principal director invitado y uno de Josep Pons como director honorario. “Paroxismos” es el título inventado para esta ocasión. Se dijo en la presentación que Afkham se centraría en el repertorio clásico y Mena más en el romántico. Sin embargo el primero, aunque se enfrentará a “La creación” o la “Misa Nelson” de Haydn, abordará también “War Requiem” de Britten los “Gurre-lieder” de Shoenberg, “La consagración de la primavera” de Stravinsky, la “Sexta” de Mahler o la “Sinfonía Leningrado” de Shostakovich. De resaltar son las presencias de William Christie y Semyon Bychkov. Sin duda una temporada variada en la que no falta la presencia española, con encargos a José Río-Pareja, Jesús Rueda, Óscar Navarro, Ramón Humet y Daniel Apodaka, echándose de menos no obstante partituras de los grandes sinfonistas españoles del XIX y que se complementa con apartados de diferentes formatos que incluyen hasta programas tan populares como “El retorno del rey” de “El señor de los anillos”.

Quedó sin precisar aún cómo será la presentación al público y los abonados, pero todo parece indicar que no se repetirá aquella multitudinaria en la sala principal que, como escribí en su día, tan acertadamente presentaba el director técnico y que siempre dejaba un excelente sabor de boca. Cómo se reconoció en el turno de preguntas se trata, entre otros motivos, de un presupuesto que hay que administrar a pesar de que el próximo año no habrá gira y, por tanto, la disponibilidad económica debería ser superior. Posiblemente el INAEM, la última palabra en este asunto, habrá considerado que los casi trescientos mil euros de costes directos de aquellas tres galas o eran excesivos o podían emplearse mejor, tal y como opiné en su momento.

Justo Romero escribía este mes en Diario Levante respecto de la gestión de Yaron Traub en Valencia “Otro pecado relevante ha sido haber generado dentro de la orquesta camarillas de músicos afines y amigos, algo absolutamente impropio de cualquier maestro que se precie, y que, como era previsible, fracturó gravemente el equilibrio interno de la orquesta, además de romper un parámetro esencial de la siempre delicada relación maestro-profesores. Como era previsible, este hecho se transformó finalmente en un arma arrojadiza que se volvió contra él mismo en los momentos precisamente más delicados de su gestión”. Pues bien, varios profesores de la ONE han demandado al INAEM por, entre otros motivos que en su momento comentaré, haber sido cesados como “solistas” y la comisión de profesores del conjunto trata de superar la división que supuestamente existe en éste por la gestión de sus directores. Parece, ante la próxima temporada, que una orquesta unida habría de tocar mejor que una desunida, pero en esta vida todo es cuestión de opiniones. Gonzalo Alonso

Un comentario

  1. JLG 03/06/2018 a las 14:43 - Responder

    Más allá de los problemas internos que tenga la orquesta, es indudable que la calidad musical va en aumento por el buen trabajo de su director principal y de los solistas invitados. Ahora bien, me gustaría hacer una serie de matizaciones en aras de crear cierto debate, que considero cuanto menos necesario, ante la deriva que está llevando la orquesta nacional en lo que respecta a programaciones y público.

    Poco a poco y conforme van pasando los años, me doy cuenta que antes asistía con más frecuencia a los conciertos de la Nacional y que cada vez me van interesando menos. Quizás porque poco a poco uno se va dando cuenta que todo aquel proyecto que planteó Pons va desapareciendo en silencio y sin hacer ruido, posiblemente por darle una salida de éxito económico a la orquesta (venta de entradas y abonos)

    Sin ir más lejos en la próxima temporada no habrá Carta Blanca, formato que quizás en la manera que estaba diseñado ahora no tendría mucha cabida, y que tal vez bajo una fórmula de tipo compositor residente, de manera que fuera también clave en la programación, hubiera sido más equilibrada. Una pena…

    Por otro lado, el propio diseño de la web hace que sea realmente difícil ver qué se interpretara, sino es mediante el pdf descargable. Me explico. Una vez dentro de la web, vemos además de cuestionables títulos de conciertos, los artistas que vendrán. Hay que hacer click concierto a concierto para, una vez bajada la barra lateral, ver, en una letra claramente más pequeña, el programa que se va a realizar. Esto me lleva a tener la sensación que quizás, la música es lo menos importante de toda esta cadena, cuando se pretende atraer al público no por la programación, sino por la cartera de artistas. Es indudable que estos artistas son de calidad, y que le dan un marchamo de buen hacer a la orquesta, pero quizás, se está anteponiendo cierta mitomanía al acceso a la cultura. Hace poco leía a Pedro González Mira en esta misma web escribiendo sobre el próximo concierto de la Filarmónica de Berlin, diciendo que “ninguna institución musical pública va a ocuparse nunca más de organizar grandes y caros acontecimientos musicales en el campo de la Clásica”. Pues hombre, quizás lo de traerse a la Filarmónica de Berlin, no pero el caché de Anne Sophie Mutter no debe ser barato… El asunto, que viene una vez más con obras de repertorio. A lo que voy al respecto, ¿es servicio público traer a grandes artistas para un repertorio pequeño que tiende a repetirse, o quizás debiera ser más variado y atractivo haciendo que la música sea la verdadera protagonista? Será por repertorio para explorar…

    En ese sentido, es fundamental la labor de la dirección artística, de la cual por cierto, sea responsable quien sea, no muestra una idea de proyecto con la orquesta a x años, como ocurrió con Pons, sino que además me preguntó si esta está supeditada a actores externos, como las agencias de artistas, que sinceramente, parecen cambiar cromos entre orquestas, siendo la ONE un espejo de este tipo de comportamientos.

    Abundando en otro aspecto indicado previamente que no alcanzo a comprender, la repetición de repertorios se muestra cada vez más palmaria. Si bien en estas últimas temporadas se iba a razón de temporadas alternas en la repetición de obras, parece que a partir de ahora encontramos repeticiones en temporadas correlativas. ¿Qué sentido tiene que en la próxima temporada vuelva a sonar la 41 de Mozart por Afkham cuando ha sonado hace escasas semanas por la misma orquesta y director? ¿Y repetir las Danzas sinfónicas de West Side Story? Intento encontrarle sentido, pero la verdad, no se lo encuentro… Será que no hay repertorio por recordar/recuperar…

    Veo por ejemplo un nuevo War Requiem (ya llevamos unos cuantos y el último, hace 4 años con Bychkov), pero nadie parece acordarse de la primera sinfonía de Vaughan Williams, de su Serenade to Music, del Salmo 47 de Schmitt, o del Festín de Baltasar de Walton. Obras de las que estoy muy seguro que serían del agrado del público de la ONE…

    Ya por último, ¿qué ocurrió con los proyectos de algunas grabaciones? Recuerdo que Tamayo estaba grabando la obra sinfónica de Rodolfo Halffter y que al menos algunas sesiones se llevaron a cabo para editarlas y comercializarlas en el sello Verso. Como parece que Verso ha desaparecido, ¿es tan difícil recuperar ese material y terminar las grabaciones en el propio sello de la OCNE? En ese sentido y desde luego, sin dudar de la calidad que seguro se obtendrá acerca de las nuevas grabaciones, ¿aportará algo una nueva grabación de la séptima sinfonía de Shostakovich cuando el mercado está saturado de versiones de las sinfonías de Shostakovich?

    Para reflexionar cuanto menos…

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