Ciclo Jóvenes Orquestas
Por fin “Juan José”
“Juan José” de Sorozábal. M.Lanza, A.M.Sánchez, M.Arruabarrena, O.Saitúa, C.Varela, J.L.Sola, S.Orfila, A.Núñez, E.Sánchez, C.Romero, etc. Orquesta Sinfónica de Musikene. J.J.Estellés, director. Auditorio Nacional. Madrid, 23 de febrero.
¡Qué pena da que habitualmente se estrenen o recuperen obras que pasan por ser “históricas” sin los medios más adecuados para ello! Pablo Sorozábal murió sin estrenar la que consideraba su obra maestra. Cuarenta años después de su previsto estreno ha llegado a San Sebastián y Madrid a través de un proyecto apoyado por bastantes instituciones. En la capital se encuadró dentro del ciclo de “Jóvenes Orquestas” del Auditorio Nacional y no logró más que media entrada, gran parte de ella copada gratuitamente por profesionales de la música. Todo un ejemplo de incompetencia organizativa para una partitura de Sorozábal que realmente merecía otra presentación.
Sobre un texto de Joaquín Dicenta de 1895, a la moda verista de su tiempo, escribió Sorozábal una música muy suya pero también muy ecléctica. Suenan muchas otras músicas en ella, empezando por la “Vida breve” de Falla en uno de sus momentos más inspirados. Suena, también hay que decirlo, bastante fuera de su época, pero está bien escrita y mejor orquestada. Son curiosos los cambios de ritmo y melodías, que parecen indicar que de un momento a otro el autor se va a lanzar por el camino más popular de la zarzuela grande, sin que nunca llegue a ello.
El consistente reparto tuvo al enemigo en casa y casi todos los artistas, si no naufragaron, si que se las vieron y desearon para hacerse oír en medio de una orquesta de excesivo volumen, aunque conceptualmente plana y sin nervio. Conjunto de estudiantes que bastante mérito tuvieron, pero falló la dirección musical de José Luis Estellés. Y si casi no se les oía y se les obligaba a forzar –buena prueba de ello fueron los dos protagonistas Manuel Lanza y Ana María Sánchez- menos aún se les entendía. En el Kursaal de San Sebastián hubo susbtítulación en vasco y castellano pero, al parecer, en Madrid no dio tiempo a eliminar la vasca y en vista de ello se prescindió de ambas lenguas para dejar solamente unas fotografías que apenas tenían que ver con el texto. Sobró totalmente la intervención de Constantino Romero leyendo los detalles escenográficos de la ambientación, mientras que el bajo Simón Orfila y el tenor José Luis Sola alcanzaron los mejores niveles.
Vuelvo al principio, estas cosas hay que hacerlas con mayor convicción para que no sean pan para hoy y hambre para mañana. Gonzalo Alonso