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Por Publicado el: 08/11/2006Categorías: Crítica

Semyon-Kotko, ópera para la reflexión

Temporada del Teatro Real
Semyon-Kotko, ópera para la reflexión
“Semyon-Kotko” de Prokofiev. V.Lutsyuk, T.Pavlovskaya y solistas del Teatro Mariinsky de San Petersburgo. V.Gergiev, director. Teatro Real, 7 de noviembre.
Es empeño personal de Antonio Moral redondear las programaciones heredadas a fin de ir acoplándolas a sus conceptos, por ello ha completado las representaciones de “El amor de las tres naranjas” encomendadas a cantantes del Mariinsky con una lectura en concierto de “Semyon-Kotko” del mismo compositor con las huestes en pleno –solistas, coros y orquesta- del teatro ruso que encabeza Valery Gergiev.
Ópera de compromiso de Prokofiev consigo mismo y con su entorno político y ópera que, medio comedia medio drama, se centra en un amor en los tiempos de las luchas ruso-alemanas, con depuraciones políticas incluidas. Es una obra larga, de casi tres horas, que empieza a modo de comedia sin que entusiasme mucho, sino más bien lo contrario. En primer y segundo acto se percibe más el impulso teatral que los valores estrictamente musicales. En el tercer acto se cambia comedia por drama, aumenta la tensión y también la inspiración musical, para mantenerse en cuarto y quinto, decayendo un poco en calidad pero ganándose al público con la fuerza de los “fortes”, quizá excesivos. La música deja sentir a veces ecos de “Romeo y Julieta” y otras el alma del pueblo ruso recuerda los retratos que de ella realizara Mussorgsky. Afortunadamente hubo mayor calidad en los solistas que en los que intervienen en “El amor de las tres naranjas”, sobresaliendo el tenor protagonista Víctor Lutsyuk, mientras que su enamorada Sofya se destempló considerablemente en los comienzos. Los coros rusos siempre son resultones, aunque lleguen al grito como sucedió al final del tercer acto. Formidable la orquesta y la lectura de Gergiev. Fue recibida con bastante más entusiasmo que “El amor de las tres naranjas” y da mucho que pensar.
Permítaseme que esta comentario musical abarque también su entorno con una serie de reflexiones cuyas respuestas quedan expresamente en el aire. Sépase que este concierto se incluye dentro del abono de estreno, que las butacas de patio sueltas se venden a 128€ frente a loa 141 de las óperas representadas en día normal y que había muchísimas localidades vacías. ¿Hay proporción en los precios citados? ¿Cómo deben ofrecerse estas obras de fuerte contenido dramático? ¿Representadas, con el dispendio económico que supondría, o en concierto, cercenando sus valores? ¿Quizá de otra forma, en cine, como también se hace en el Real? ¿Por qué apenas se vendieron las entradas para jóvenes al 10% de su valor? ¿Qué falla para que haya tanto vacío? Gonzalo Alonso

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