Cuando Wagner y Bellini coincidieron en el Teatro Real
Cuando Wagner y Bellini coincidieron en el Teatro Real
El coliseo estrena el 3 de marzo “Norma”, del italiano, una referencia del belcantismo, mientras continúan las funciones de “Siegfried” dentro de la Tetralogía
“De todas las creaciones de Bellini, “Norma” es la que une la vena melódica más rica con la realidad más profunda y la pasión más íntima. Todos los adversarios de la música italiana se rendirán ante esta partitura y reconocerán que habla directamente al corazón y que es la obra de un genio”. Quien dijo esto es Richard Wagner (1813-1883) admirador confeso de Bellini (1801-1835). Quién le iba a decir al germano que en 2021, al comienzo del año, léase mes de marzo, iban a coincidir con sus óperas sobre el escenario del Teatro Real de Madrid. No, al mismo tiempo, no. Pero sí en el mismo espacio. Y es que “Siegfried” se estrenó el 13 de febrero y las representaciones se prolongarán hasta el 14 de marzo. “Norma” aterriza el 3 al 19 de marzo (con 12 funciones), con dirección musical de Marco Armiliato y escénica de Justin Way.
Nada que ver tenían ambos artistas. ¿O quizá sí? Preguntamos a Joan Matabosch, director artístico del coliseo: “En ambos hay algo auténtico, ambos hablan a través del alma de un pueblo, ambos sintetizan lo mejor de sus respectivas culturas. Cierto que la simplicidad de Bellini parece antitética a la complejidad de recursos que requiere Wagner, pero quizá fuera precisamente esa simplicidad desarmante lo que más admiraba el segundo. Con una larga melodía de factura interminable pero desarrollada con medios que ya no pueden ser más elementales, Bellini logra unas cotas de expresividad de una intensidad que pocos compositores han superado. Con poquísimo Bellini lograba lo inimaginable. Su auténtico discípulo no fue Wagner, sino Chopin. No en vano era un admirador devoto de Bellini y en su música se encuentran las esencias mismas de su arte”.
“Norma” es uno de los ejemplos que mejor ilustran el belcanto romántico. La voz aquí actúa casi como un instrumento más. “Con frecuencia, el argumento no era más que una excusa para introducir momentos de gran lucimiento y arias virtuosísticas que eran el auténtico objetivo del espectáculo, para los compositores y para el público. Con Donizetti y con Bellini, sin embargo, el “bel canto” se pone al servicio de la expresión de los sentimientos dramáticos del texto. Y, en “Norma”, estos sentimientos son tanto los propios de la cólera vengativa de Norma, como los sentimientos de ternura del personaje. Para cada sentimiento, Bellini crea melodías que los expresa con una intensidad y una belleza excepcionales”, explica Matabosch.
Traje a medida para Giuditta Pasta
¿Qué cantante requiere el personaje de Norma? “Una soprano completa y compleja”, se apresura a decir el crítico musical y escritor Arturo Reverter. “El compositor lo escribió, como se hacía antes, para una cantante concreta, en este caso para Giuditta Pasta, de era lo que se conocía como una soprano dramática de agilidad. La suya era una voz grande, oscura, ancha y dramática, además de poseer, claro está, esa denominada “d’ agilitá” para la coloratura y las florituras. Dos direcciones en un mismo canto”.
Esa soprano completa hoy es interpretada, generalmente, por voces de menos enjundia, pues voces como la que tenía Pasta hoy se han perdido”, extremo con el que coincide Matabosch: “Desde el punto de vista técnico, se trata de dos orientaciones antitéticas: el canto “spianato” y tenso presupone un tipo de fonación y una búsqueda de efectos que se encuentran en las antípodas del canto virtuosístico. Este es el desconcertante perfil vocal que se exige a la protagonista de “Norma” y que, como solía suceder en la época, se corresponde a las singularidades vocales de la primera intérprete del papel. Como tantos otros, este fue un rol escrito “ad personam”. Pasta había sido una famosa contralto rossiniana, con una coloratura deslumbrante, cuya tesitura evolucionó hacia la de soprano sin perder un registro central singularmente rico y vigoroso que Bellini se propuso poner de manifiesto. Esta es precisamente una de las dificultades de la escritura vocal de Norma”.
“Casta diva” siempre
Pero si hay una voz que escuchar esa es la de Yolanda Auyanet, que encabezará uno de los dos repartos. “Es mi personaje, con el que me siento e identifico dramática y vocalmente. Es mi ópera. Y estoy absolutamente feliz de poder representarlo ahora”, asegura. De la joven Luisa Fernanda (que ha cantado hace escasas semanas en la Zarzuela) a la envergadura de este papel belcantista. “Los sentimientos están a flor de piel”, añade quien ya cantó otro Miura belliniano en 2019: la Imogene de “Il pirata”.
No olvidemos que “Norma” contiene una de las melodías por antonomasia de la ópera, “Casta diva”, para Reverter, un “aria de presentación que te envuelve, un canto a la luna con frases muy ligadas y que requiere de una voz que haga pianos y se extasíe. Es una maravilla”. Un caramelo envenenado que el director artístico del Real explica así: “La plegaria transcurre en un registro peligrosamente agudo, y, además, la cabaletta exige auténticas acrobacias vocales necesitadas de una técnica de acero. Pero otras escenas del personaje de Norma se expanden en la zona central y grave, como sucede en el terceto del acto primero “Oh non tremare, o perfido”; o en el recitativo dramático del inicio del segundo acto “Dormono entrambi”. En cambio, Norma vuelve a tener que vérselas con una tesitura aguda en el dúo con Adalgisa “Mira o Norma” y, al contrario, con una tesitura casi de mezzosoprano en la escena con Pollione “In mia mano alfin tu sei”. Es, como se ve, un personaje lleno de escollos vocales, que se unen a los de tipo expresivo e interpretativo: necesita una vasta gama de claroscuros para transmitir los diversos momentos psicológicos del personaje y para dar sentido al paso del canto afectuoso y elegíaco al “concitato” y declamatorio”.
Adalgisa se las trae
No olvidemos, puntualiza Matabosch, a Adalgisa, “que se las trae. Desde hace un siglo lo habitual es confiarlo a una mezzosoprano, pese a que la escritura vocal exige en los dúos con Norma una extensión de la gama aguda que pocas mezzos poseen. El papel fue originariamente escrito para una “soprano di agilità” con un color de voz más claro de lo que es habitual escuchar actualmente. El cambio se produjo al retirarse la Pasta y tras la muerte de la Malibran, ambas en sus orígenes contraltos rossinianas. La dificultad del rol de Norma y el virtuosismo agudo de algunos fragmentos provocó que comenzara a interpretarse por voces de timbre más claro. Esto podía llevar a la indeseable situación de que los dos timbres de Norma y Adalgisa fueran demasiado similares, y así se acabó instituyendo la tradición de confiar a mezzosopranos el papel de Adalgisa, lo que funciona musicalmente pero exige también a las cantantes un esfuerzo suplementario para acomodarse a una tesitura que en muchos momentos no se ajusta a su naturaleza”. Arturo Reverter define a Auyanet como “una buena soprano lírica que se va a defender bien”, pero destaca entre las voces actuales para el papel a la americana Sondra Radvanovsky, “desde luego antes que Netrebko. Posee una voz ancha, sonora y con extensión. Junto con Anna Pirozzi y Angela Meade forman una trinidad de enjundia”, comenta. Gema Pajares
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