Esto se va animando y, como es lo que le gusta a Mortier, vamos a poner otro granito de arena. Lo que las crónicas sobre C(H)OEURS no cuentan o cuentan mal es lo que realmente sucedió en el Teatro Real. Se habla de de bandos, de partidarios del espectáculo y apóstatas del mismo. No hubo lo primero. Los aplausos y vítores que se escucharon provinieron exclusivamente de las más de cincuenta entradas que ocupaban miembros de la compañía belga y otra clá que el teatro introdujo en las últimas filas del patio de butacas y la platea.
Retamos a Mortier a que lleve a Muti a ver una de las funciones de C(H)OEURS. No lo hará, porque ya tuvo la experiencia en Salzburgo de tenerle como director de «La clemencia de Tito» que acabamos de ver en el Real y de sufrir su abandono de la producción por considerar que destrozaba la partitura. ¿Qué diría Muti de este C(H)OEURS? ¿De la «Patria opresa» o del «Va pensiero»? Quizá hasta se considerarse incapaz de trabajar en un teatro que al mismo tiempo que la refinada «I due Figaro» propone tal engendro.
Por último y tras punto y aparte: ¡Que pena que el coro haya tenido que pagar los platos rotos tras la estupenda intervención vocal y el esfuerzo escénico realizado! Liberame Domine de Mort… aeterna.