Suscribirse a la Newsletter de Beckmesser

¡No te pierdas ninguna noticia!

¡No enviamos spam! Lee nuestra política de privacidad para más información.

Busca las entradas de cada mes

Últimas 20 entradas

Últimos tuits de Beckmesser

Ibermúsica comienza fuerte: Haitink, Kissin, Ax...
Quiroga con London: una buena idea
Por Publicado el: 13/10/2017Categorías: Recomendación

Más Monteverdi (gracias a Dios)

 

 

Más Monteverdi (gracias a Dios)

 

Tras el concierto de Heras-Casado (véase reseña en página aparte de Beckmesser), una nueva entrega por parte del CNDM (Centro Nacional de Difusión Musical), esta vez con una selección de madrigales del cremonense, vuelve a poner en valor la figura de este gigante irrepetible de la música, con la excusa de la conmemoración del 450 aniversario de su nacimiento. No se debería recurrir a lo circunstancial para que Monteverdi estuviera más presente en las salas de concierto; o mejor, en otros recintos más consustanciales a  su música: museos, palacios o determinadas dependencias más acordes a lo que dejó dicho. La gran revolución organológica hace tiempo que ya ha quedado hecha; ahora habría que abordar la de los recintos, las salas, donde se deberían escuchar estas músicas.

Pero mejor esto que nada. A pesar de que sigue siendo poco. Porque el señor Monteverdi supuso en su momento la más importante revolución musical en siglos. Tanto, que a sus sucesores les costó verla hasta bien entrado el siglo XVIII. La historia de la música cantada, y no digamos representada, se para tras su muerte, y no empieza a respirar de nuevo hasta que Gluck y Mozart retoman las enseñanzas del autor de Orfeo. Y hay que recordar, incluso, que hasta Wagner lo reivindica, y no solo teórica y retóricamente, sino en la pura práctica: me encantaría ver programado en el mismo concierto Il combattimento de Tancredi e Clorinda y, pongo por caso, el largo y filosófico dúo entre Alberico y el Viandante en el segundo acto de Sigfrido. En realidad, nada sucede entre Monteverdi y Mozart, porque todos se empeñan en hacer lo que no se puede hacer: querer inventar cosas nuevas dando la espalda a los mayores. Mozart cultivó en sus óperas todos los estilos, pero fue muy respetuoso con la música de sus abuelos; Monteverdi hizo exactamente lo mismo, pues no se abrazó a la Seconda Prattica prescindiendo de los hallazgos de Palestrina, de los caducos polifonistas. Este es un mal de todas las épocas: cualquiera puede escribir música y autoproclamarse como inventor de cosas nuevas. Imposible, si no se conoce a fondo la tradición: el mejor Beethoven surgió cuando más de frente el sordo miró a Bach. Esto es lo que hay. Lo que sigue habiendo.

Es muy probable que los resultados artísticos del concierto de que hablamos sean superiores a los del ya celebrado con la segunda parte de la Selva morale e spirituale que nos regaló Heras-Casado. Porque creo que tanto Rinaldo Alessandrini como su grupo, Concerto Italiano,  tienen más cuajo en este repertorio. En todo caso, comprobarlo cuesta poco, y seguro que, gracias a la música de Monteverdi, el disfrute está servido. Pedro González Mira.

MONTEVERDI: madrigales (selección). Concerto Italiano. Dir.: Rinaldo Alessandrini. Auditorio Nacional de Música, Sala de cámara. Martes 17, 19.30. Entre 10 y 20 €.

 

 

 

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

banner-calendario-conciertos

calendario operístico 2023