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Por Publicado el: 09/04/2024Categorías: Discos, DVD's y libros, Colaboraciones, Recomendación

Klaus Mäkelä ¿Cuestión de edad?

STRAVINSKI: El pájaro de fuego (1911). La consagración de la primavera. Orquesta de París/Klaus Mäkelä. Decca    

STRAVINSKI: El pájaro de fuego (1911). La consagración de la primavera. Orquesta de París/Klaus Mäkelä. Decca    

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STRAVINSKI: Petruchka  (1947). DEBUSSY: Jeux. Preludio a la siesta de un fauno. Orquesta de París/Klaus Mäkelä. Decca    

STRAVINSKI: Petruchka  (1947). DEBUSSY: Jeux. Preludio a la siesta de un fauno. Orquesta de París/Klaus Mäkelä. Decca    

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Klaus Mäkelä ¿Cuestión de edad?

Hace poco más de dos años saludé desde estas páginas la llegada de una nueva integral discográfica de las sinfonías de Sibelius. Decidí escucharla porque había leído una crítica de un colega español muy fiable acerca del programa que el joven director finés Klaus Mäkelä (25 años tenía entonces)  había interpretado en el Festival de  Granada en el verano de 2021, con una espléndida Novena de Dvořák como plato fuerte del programa. Palabras mayores se pronunciaban allí, y yo sin saberlo: me arrojé de cabeza hacia la nueva grabación de uno de los ciclos sinfónicos que más placer me regalan desde hace décadas, y de cuyas versiones nunca me harto, pues hay en disco al menos dos interpretaciones que adoro, las de Colin Davis y John Barbirolli. Mäkelä no lo tenía nada fácil. Pero no solo salió indemne sino que quedé asombrado por la increíble madurez que mostraba en un repertorio que, creo yo, está tan plagado de trampas y dificultades, tanto técnicamente como en los mensajes que emite. (beckmesser.com/resena-cd-sinfonias-sibelius-klaus-makela-decca). Tras este álbum, Mäkelä grabó dos discos más en los dos años siguientes, que son los dos consignados en las fichas adjuntas, y a los que hasta ahora no había prestado la debida atención. Son igualmente reveladores. Además, progresivamente mejores, pues si las versiones de El pájaro de fuego y La consagración de la primavera son magníficas (y muy particularmente la de la primera, una interpretación con mil matices, sugerencias y sorpresas, y con una radiante Orquesta de París), Mäkelä se supera claramente en el siguiente registro, con unos Jeux, de Debussy, que me cuesta recordar haberlos escuchado mejor explicados, desde todos los ángulos. La elocuencia sonora y la verdad rítmica que despliega son modélicas, sobre todo si se tiene en cuenta la compleja (y maravillosa) sintaxis de la pieza, una de las obras orquestales de su autor más difíciles de asir. Su Petruchka, por su parte, es una exhibición de color y rítmica, que es justo lo que demanda esta obra única dentro del catálogo de su autor. Aunque me da la impresión que Mäkelä quiere extraer de ella algo más que eso: una especie de humanización del personaje que vaya más allá de la caricatura. En parecida línea se desarrolla la interpretación del Preludio a la siesta de un fauno. Es una versión de extraordinaria singularidad, porque no revela la carga sensual que estamos acostumbrados a recibir, pero a cambio nos regala una dosis de humanidad  sonora que embriaga. Mäkelä domina el medio y el lenguaje de forma absolutamente maestra, con la extraordinaria capacidad de llevarnos al terreno que él desea, y que es de agradecer porque en él se respira una impagable placidez; una extraña pero muy confortable calma. 

Creo que entre las tres primeras grabaciones de Mäkelä (al que pronto podremos escuchar de nuevo en Granada este verano y, más tarde,  en Madrid, en dos conciertos con la Concertgebouw de Amsterdam, con programas de auténtico ensueño, aunque en este momento no tengo todavía la confirmación oficial), que solo se llevan un año, hay un crecimiento claro. Por eso estaría bien hacerse unas preguntas al respecto. En mi comentario sobre sus interpretaciones de Sibelius me preguntaba si Mäkelä sería un director especializado en repertorios más o menos modernos, al que tendríamos que observar en otros más clásicos. Y también por el recorrido esperable en un director tan joven, aun con tan brillante historial. Pues bien, un nuevo repaso del asunto anonada. A los 21 años era ya director titular de la Orquesta Sinfónica de la Radio Sueca. Al poco tiempo, de la Filarmónica de Oslo. En 2020, de la de París, y ahora nos acabamos de desayunar con la noticia de que a partir de no muy tarde va a compatibilizar las titularidades de la del Concertgebouw de Amsterdam y la Sinfónica de Chicago. De manera que he querido averiguar cuáles son los planes, los de verdad, es decir, qué repertorio va a hacer, además del que ya  le conocemos. Y me he encontrado, por ejemplo, que en el momento de redactar estas líneas, día 4 de abril de 2024, Mäkelä está dirigiendo la Décima de Shostakóvich a la Sinfónica de Chicago; que entre los días 25 y 31 de mayo dirigirá a la Filarmónica de Oslo la Leningrado del autor soviético, pero también el Concierto para violín de Britten y la Segunda sinfonía de Schumann; y días después, a la Orquesta de París, la Novena de Beethoven, para trasladarse  luego a Viena para tocar la Tercera de Mahler y la Quinta de Bruckner, y más tarde, a Múnich, para interpretar la Sinfonía Alpina de Richard Strauss, con la Noche transfigurada de Schönberg. Ah, y por si fuera poco, y poco se dice, Mäkelä, es también violonchelista (tiene en su casa, prestado por una potente fundación, un Giovanni Granzino de 1689): hará pronto el Doble de Brahms (con Daniel Lozakovich al violín), debidamente aderezado por la Primera sinfonía. Y parece que suma y sigue. Es bastante impresionante.

Los Petrenko, Dudamel, Nelsons, Nézet-Séguin, Yúrovski, Shanin, etcétera,  parece que encuentran continuidad en nombres como el de Klaus Mäkelä. Pero, ¿no les parece que este señor viene pisando todavía más fuerte? ¿O piensan que se trata de un producto de mercado de promoción? Bien. Creo que las discográficas no están ya por esas labores, porque no venden suficientes discos. A mí me parece que este es ya tiempo más del concierto que del tocadiscos. Hay que fijarse, pues, más en lo que sucede en los teatros, donde se consume la música en vivo y en directo, si se quiere tener una idea más cabal de lo que está sucediendo con casos como el de Mäkelä, al que estoy seguro van a seguir más, si no iguales, parecidos. Por lo pronto, este es de obligadísimo seguimiento. Pedro González Mira    

Pedro González Mira

Klaus Mäkelä será el próximo titular de la Sinfónica de Chicago

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