“La Generala” en la Zarzuela
Sacar agua del desierto
“La Generala” de Vives. C.González, I.Jordi, S.de Munck, I.Mentxaka, L.Álvarez, M.L.Galindo, J.L.Gago, D.Rubiera, E.Viana, R.Collins-Moore, P.Navarro, A.Ríos,etc. D.Bianco, escenografía. J.Ruiz, figurines. E.Sagi, dirección escénica. J.Fabra, dirección musical. Coro del Teatro de la Zarzuela y Orquesta de la Comunidad de Madrid. Teatro de la Zarzuela. Madrid, 15 de febrero.
Sorprende que quien fuera capaz de escribir “Bohemios”, “Maruxa”, “La villana” y muy especialmente “Doña Francisquita” compusiera también “La Generala” (Madrid, Gran Teatro, 1912), de factura netamente inferior. Género chico, pero con influencias de la opereta e incluso de la revista, mantiene muchos contactos con los citados “Bohemios”, si bien su carácter es mucho más comercial, pues los compositores de la época, sin poder esperar demasiado el maná de las subvenciones, habían de ganarse la vida no ya mostrando talento sino llegando al espectador. “La Generala” cosechó un gran éxito de público y crítica y posiblemente también unos saludables dineros para sus autores, Vives, Perrín y Palacios.
Ha pasado casi un siglo desde su estreno y sesenta años desde la última reposición en la Zarzuela y hoy suena a nuestros oídos quizá un tanto trasnochada, con bastante texto y no demasiada música. De ahí que resulte esencial saber cómo ponerla en escena para que nuestro público, si no se entusiasme con la partitura, sí se divierta con el conjunto. Emilio Sagi lo consigue al cien por cien. Ya firmó en 2002 una producción en la Volksoper vienesa –cantada en español pero con los diálogos en alemán- que después llevó a Trieste. Esta producción, inspirada en aquella, viajará a Oviedo y al Chatelet parisino. Se le da muy bien a Sagi este tipo de obras y logar en ellas sacar agua del desierto. Nadie se aburrirá ni un minuto, sonreirá e incluso reirá en muchos momentos gracias al desparapajo con el que se resuelve la acción, a unos enormes pero muy adecuados decorados de Daniel Bianco –que casi efectúa su debú en lo que va a ser la nueva etapa de la carrera del exdirector técnico del Teatro Real-, los ajustados figurines de Jesús Ruiz y la gracia de los intérpretes. Todos ellos cumplen magníficamente con sus papeles, desde Enrique Viana como Dagoberto hasta la propia Carmen González, cuya voz acusa el tiempo pero que sabe cómo aprovecharlo para dotar de más exacto carácter a la ex vedette parisina convertida en Generala. Vocalmente sobresalen Sonia de Munck, cuyo futuro es prometedor y un Ismael Jordi, justamente el gran triunfador, que resulta un lujo como Príncipe Pío. Vayan y pasen un rato estupendo. Gonzalo Alonso