Roberto Alagna, el último divo, y más propuestas para el nuevo curso

Últimos días de vacaciones. En algunos teatros, llevan ya varios días de ensayos para poner a punto los espectáculos que podrán disfrutarse a partir de septiembre. Les proponemos diez de las apuestas que se presentan como más atractivas entre las que se ciñen exclusivamente al género lírico.

La Netrebko contra sus detractores

Tosca de Puccini. ROH, Covent Garden de Londres (a partir del 11 de septiembre)

Los gritos de los partidarios ucranianos amenazan con hacerse escuchar más que los del propio Mario Cavaradossi durante su amarga sesión de torturas en el acto II de Tosca. Artistas de la patria de Zelensky, y algún político, como la ex primera ministra de Nueva Zelanda, acaban de publicar una carta afeándole a la Royal Opera House su intención de inaugurar la temporada con una nueva producción de la obra maestra de Puccini a mayor gloria de la soprano Anna Netrebko.

Vetada hasta hace muy poco en el teatro londinense por su supuesta afinidad hacia Vladimir Putin, la diva rusa regresa por la puerta grande a Londres, esta vez escoltada por los cantantes británicos Freddie De Tommaso y Gerald Finley y el nuevo director musical de la casa, Jakub Hrusa. ¿Necesitará también a la policía? 

Una española a la conquista de París

Aida, de G. Verdi. Ópera de La Bastilla (a partir del 24 de septiembre)

A falta de una mayor presencia en su propio país, la soprano Saioa Hernández se convierte en uno de los principales reclamos de la Ópera de París para el nuevo curso. Allí le han confiado dos de los títulos con los que esperan poder llenar las magras arcas de La Bastilla: Aida y Tosca. 

La estupenda cantante madrileña prácticamente inaugura la temporada de la capital gala con el estreno de una nueva producción de la ópera de Verdi, confiada a la directora Shirin Neshat, que antes ya había ofrecido este mismo título en un pasado Festival de Salzburgo, allí con Riccardo Muti. 

El eficaz Michele Mariotti estará en el foso para arropar a un reparto vocal que cuenta con otros dos interesantes alicientes, el tenor Piotr Beczala y el barítono Roman Burdenko. Si las protestas sociales anunciadas para este otoño no opacan la gran ocasión, París promete ser una fiesta para Saioa Hernández.

La joya de Albéniz a ojos de Sorozábal

Pepita Jiménez, I. Albéniz. Teatro de la Zarzuela (a partir del 1 de octubre) 

La ópera por la que Albéniz sentía más cariño, su adaptación musical de la Pepita Jiménez de Juan Valera, se suele ofrecer en contadas ocasiones. El Teatro de la Zarzuela (más operístico que nunca en esta próxima temporada) ha optado por representar la versión que de esta obra realizó Pablo Sorozábal, aún menos conocida.

Uno de los mayores atractivos será poder contar para este regreso (de las primeras cosas que cantó el gran Alfredo Kraus en este coliseo) con la experiencia y el talento dramático de un experto hombre de teatro como Giancarlo del Monaco, encargado de la puesta en escena. Encabeza el reparto la volcánica soprano Ángeles Blancas, bajo la batuta del puntilloso, algo falto de nervio, García Calvo. 

 García Lorca en clave brasileña

Yerma de Heitor Villa-Lobos. Auditorio de Tenerife (a partir del 14 de octubre)

La modesta pero cada vez más presente Ópera de Tenerife (gracias a su ambición artística), se ha propuesto adelantar al resto de grandes coliseos europeos con el estreno, en este continente, de Yerma, la interesante ópera que sobre el drama de García Lorca concibió el mayor compositor de Sudamérica, Heitor Villa-Lobos.

El creador brasileño de las célebres “bachianas” falleció sin ver estrenada una de sus obras más queridas, que se ofreció, por primera vez, en 1971, en Santa Fe (EE UU). Luego volvería a representarse en el antaño oasis lírico de Manaos, bajo el impulso de Luiz Fernando Malheiro, que será el mismo que se encargue de dirigir, ahora, el estreno español de esta nueva producción encargada a Paco Azorín. 

El reparto se beneficia de sólidos instrumentos como los del tenor Alejandro Roy (tantas veces desaprovechado en su propio país) y la soprano Berna Perles.

El regreso del hechicero Currentzis

Selecciones de obras de G. F. Händel. (Auditorio Nacional, el 17 de octubre)

Todavía se recuerda el paso de Teodor Currentzis, durante la pasada temporada del ciclo de La Filarmónica, por el Auditorio Nacional con su estremecedora lectura de la Segunda sinfonía de Mahler. Así que seguramente nadie querrá perderse, ahora, esta nueva visita, con un repertorio muy diferente pero no menos seductor.

El apasionado director griego, que siente una predilección particular por los grandes operistas del barroco, presentará en Madrid una cuidada selección de fragmentos vinculados mayormente con la música vocal de G.F. Händel: desde sus grandes oratorios (Theodora, Esther, Israel en Egipto, …) hasta sus óperas más célebres, como Giulio Cesare. Imprescindible.

Bilbao no teme ni a los gafes

La forza del destino, de G. Verdi. Temporada de ABAO (a partir del 25 de octubre)

Hay títulos que de repente vuelven a ponerse de moda y aparecen como en cascada por todas las programaciones. Desde hace unos tres años le viene ocurriendo a La Forza del destino que, de título gafe (portador de desgracias, aseguran), se ha convertido en indispensable, pese a la dificultad de encontrar repartos adecuados que muestren, como es debido, la genuina grandeza de esta absoluta obra maestra de Verdi.

En Bilbao no se andan con bromas y han decidido asumir el riesgo de apostar, para el inicio de su curso, por esta joya compleja de abordar, si no es con las mayores garantías. 

Allí cuentan con algunos mimbres destacados en el reparto: uno de los mejores barítonos verdianos, Juan Jesús Rodríguez; la estupenda Carmen Solís, soprano de exquisito temperamento dramático, y un tenor aguerrido, similar en arrojo y poderío a los buenos de otras generaciones anteriores de su país, el italiano Angelo Villari, en los roles principales.

Un magnífico director escénico, buen conocedor de los entresijos de la ópera, respetuoso e inteligente, Ignacio García, firma la producción que dirige musicalmente Lorenzo Passerini (quizá demasiado bisoño para un título de tanta riqueza, envergadura y contrastes, que demanda siempre un grandísimo maestro).

El último mohicano de la lírica

Obras de G. Puccini. Concierto de Roberto Alagna, tenor. (Liceo de Barcelona, 30 de octubre)

Ya no quedan divos tenores. El último, seguramente, representante de la mejor tradición italiana aun en activo es Roberto Alagna, quien, a pesar de los años, cuando la tarde se presenta propicia, todavía es capaz de brindar al público faenas arrebatadoras, de esas que traen aromas de otros tiempos más felices para el gran arte canoro.

El Liceo es el único teatro español que ha logrado sostener en el tiempo una relación sólida con Alagna, a pesar de algún incidente ya olvidado. Y de ese vínculo privilegiado se benefician los auténticos aficionados, que podrán disfrutar de un recital como el que el artista franco-italiano ofreció, hace más de un año, en el feudo histórico de la Scala.

Aquel homenaje a Puccini, de donde por poco lo sacan a hombros, se repite en parecidas circunstancias (mismo programa) en Barcelona, con el pianista Jeff Cohen. Suerte que tienen.

Noviembre dulce con Giordano

Andrea Chénier, U. Giordano. (Metropolitan de Nueva York, 24 de noviembre) 

El otoño, con la delicada calidez ambiental del “Indian Summer”, que a veces se prolonga, y la extraordinaria paleta de colores que confiere su distintiva prestancia cinematográfica a Central Park, resulta la mejor época del año para dejarse caer por Nueva York. 

Afortunadamente, aun aparecen allí algunos títulos, servidos por algunos buenos artistas, que justifican la visita al templo norteamericano de la lírica, el Met, hoy en horas bajas. 

La recuperación de la clásica producción de Nicolas Joël de uno de los principales títulos del verismo, Andrea Chènier, se beneficia de dos de los principales cantantes de hoy, la temperamental soprano Sonya Yoncheva y el espléndido tenor Piotr Beczala. 

El resto, incluida la prescindible presencia del sobrevalorado Daniele Rustioni en el foso, tiene mucho menos interés. Pero si se dejan caer por la Gran Manzana en noviembre, y los protagonistas tienen su noche, la hermosa música de Giordano siempre será mucho mejor que la de cualquier musical del Broadway de estos rácanos días. 

La ópera escondida de Morricone

Partenope, de E. Morricone (Teatro San Carlo de Nápoles, 12 de diciembre)

De Ennio Morricone se destaca siempre la cualidad operística de sus indispensables bandas sonoras para el cine, con esas detallistas escenas donde voces y música se unen, en ocasiones, para realzar su grandiosidad, el aliento épico, nostálgico o emotivo de las secuencias.

Morricone, alumno de Petrasi en la Accademia de Santa Cecilia romana, tuvo que buscarse la vida desde muy joven, componiendo todo tipo de encargos alimenticios, en los que siempre dejaba su propio sello personal. De haber gozado de otra fortuna, quizá hubiese escrito más composiciones para orquesta, conjuntos de cámara y seguramente obras líricas.

Aún así, legó una “ópera secreta”, de cincuenta minutos, concebida en 1996 sobre un libreto de Guido Barbieri y Sandro Cappeletto, que el Teatro San Carlo de Nápoles se dispone a representar en diciembre.

La magnífica soprano Jessica Pratt encabeza el reparto de esta Parténope (basada precisamente en el mito fundacional de la ciudad partenopea), con puesta en escena de Vanessa Beecroft y dirección musical de Riccardo Frizza.   

Una gitana con acento italiano

Carmen, de G. Bizet. (Teatro Real de Madrid, a partir del 10 de diciembre)

El Teatro Real madrileño suele programar siempre con adecuado criterio, en fechas pegadas a las celebraciones navideñas, títulos populares para aprovechar el enorme tirón de la ciudad y asegurarse, de ese modo, una buena caja.

Este año la elegida ha sido Carmen, la ópera de Bizet de la que se cumplen 150 años (los mismos que de la muerte de su autor), para lo que se recurrirá al estreno de una nueva producción. 

Damiano Micheletto, director de moda, muy influenciado por el cine y cierta estética pop, cuyas a menudo buenas ideas de partida no siempre logran alcanzar después un coherente desarrollo dramático, mostrará su particular visión acerca de uno de los grandes mitos universales.

Como suele ocurrirle al Real con el repertorio, el reparto escogido ofrece lagunas importantes, pero al menos la protagonista es de primer nivel, la mezzo Aigul Akhmeshita. Menos interesante resulta todo lo demás, incluida la plúmbea batuta (Eun Sun Kim). Aunque Carmen siempre es Carmen y, por eso, el interés popular y la taquilla están más que garantizados. 

César Wonenburger
(Publicado en “El Debate)