Adivina quien viene…
Aunque se viva una crisis de tenores wagnerianos, de barítonos verdianos, de registas metidos en la ópera como elefante en cacharrería, etc. puede ser que todo ello acabe también por impregnar de un cierto morbo la actualidad. En la próxima temporada alternarán, como siempre, espectáculos solventes con otros programados por y para papanatas, aunque algunos intérpretes sólidos se avengan a participar en tales desaguisados.
Nadie en sus cabales pone en duda que la balanza de la música se ha desequilibrado a favor de la imagen y que la ópera es el género que llena y arrasa. Aunque los presupuestos públicos y privados se vean cada día más reducidos, muchos millones se van para ella y no precisamente del mejor modo, puesto que con excesiva frecuencia se dilapidan en propuestas absurdas. El año lírico viene marcado por los nuevos responsables: Lissner en la Scala, Mortier en Paris, Nagano en Munich, Peter Gelb en el Met o, en nuestro mundo casero, Pedro Halffter en Sevilla y, obviamente, la multimillonaria incógnita valenciana. Lissner llevará los «suyos» a Milán pero, con inteligencia, también aquellos nombres que Muti «olvidó» como Chailly -reposiciones de «Rigoletto» y «Ballo»- o Gatti y, hasta quizá, Abbado. Portier intentará combinar sus gustos «exquisitos» y su atención a los «amigos» -estreno de «Adriana Mater» de Saariaho- con lo que obligatoriamente hay que programas para llenar las inmensidades de La Bastilla. En Munich, con Nagano, empezará a remitir la fiebre barroca, que ha dejado excelentes producciones de Haendel a costa de triturar el repertorio verdiano. Gelb se decantará en Nueva Cork por buscar soluciones tecnológicas a los problemas financieros del Met. Halffter tienen en Sevilla un reto que sólo resolverá con humildad -¡qué exceso el de su nombre en los carteles publicitarios!- y poniendo los pies en el suelo. Para no perderse -si el bolsillo lo permite- el nuevo «Tristan» berlinés de Barenboim, la vuelta de Meter Sellars con el estreno de Dr.Atomic en San Francisco, la nueva producción de «Cardillac» parisina y las actuaciones de Villazón, Flórez o Papé. Y, en España, los más renovadores tienen su oportunidad: el «Wozzeck» liceista de Bieito.
Las visitas de Abbado, Gergiev, Jassons, Chailly, Gardiner y Christie marcan los hitos directoriales extranjeros, Bartoli sobresale entre los solistas más esperados y hay expectación por los verdaderos debuts de Traub en Valencia y Halffter en Sevilla y Las Palmas. Si «Nabucco», en versión de concierto, atraerá al gran público valenciano, en el mundo más profesional se miran con curiosidad «La conquista de Granada» de Arrieta y un original programa en torno a «Don Quijote» de la ORCAM.
Gonzalo ALONSO