“Agrippina” en el Real
Un buen libreto para una bella música
“Agrippina” de Haendel. A. Hallenberg, R.Invernizzi, K.Ek, X.Sabata, U.Chiummo, R.Constantini, A.Giovannini, M.Ferrara. Il Complesso Barocco. A.Curtis, director. Teatro Real. Madrid, 2 de noviembre.
El ciclo en torno a la mujer que presenta el Teatro Real nos llevó esta vez a “Agrippina”, una ópera de Haendel de las estrenadas en Italia, que cuenta con la rareza de poseer un libreto en condiciones. Lo escribió el cardenal Vincenzo Grimani y con él, junto a la música de Haendel, fue artífice del enorme éxito que la obra acaparó en 1709, con nada menos que 27 representaciones. Las artimañas de la esposa de Claudio y madre de Nerón para colocar a éste en el trono están contadas con claridad y humor. La música de Haendel deslumbra por su constante belleza y no cansa un ápice a pesar de las tres horas largas de duración. Hay números preciosos, ya sean de bravura, como algunas de las asignadas a una Poppea -Klara Ek- que apenas puede con ellas; tan dolientes como el aria de de Ottone “Voi che udite il mio lamento” o brillantes páginas de conjunto como la marcha triunfal. En definitiva, un auténtico Haendel.
La versión de concierto es más que suficiente para este repertorio en el que lo fundamental es dejarse llevar por la música y unos simples movimientos escénicos bastan para encuadrar el texto. Alan Curtis dirigió desde el clave con veteranía y gusto, sin desmayos, contando con un reparto aceptable en el que sobresalieron la autoridad de Umberto Chiummo como Claudio y la desenvoltura vocal y escénica de una Ann Hallenberg muy experta en estas lides. Lleno para un largo concierto que supo a poco, a pesar de no faltaron deserciones tras el descanso, y en el que hasta hubo lugar para una propina. Gonzalo Alonso