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Por Publicado el: 11/11/2015Categorías: Crítica

Bienvenuto Cellini: Un gran espectáculo

 BENVENUTO CELLINI (H. BERLIOZ)

Gran Teatre del Liceu de Barcelona. 10 Noviembre 2015.

Esta ópera de Héctor Berlioz no ha conseguido nunca entrar en el gran repertorio, a pesar de todas las cualidades que ofrece. No es una ópera fácil de montar escénicamente y ofrece uno de los personajes más difíciles escritos para un tenor. En cualquier caso, no me parece que es una ópera que merece haber casi caído en el olvido. Digo casi, porque en estos días, además de en Barcelona, se está representando en Colonia y en Bonn.

BENVENUTO CELLINI. LICEU_page4_image1Escena

Por los datos que ofrece el programa del Liceu, me da la impresión de que Benvenuto Cellini no se ha representado en nuestro país sino en una ocasión, que fue en el Liceu en 1977. Sobre aquella representación Jaume Tribó escribe sus recuerdos en el programa, destacando la precariedad de medios con los que se abordó entonces la ópera. Es como si el Liceu tuviera una cuenta pendiente con el público y hubiera querido lavar la  mala imagen que pudo dejar aquel estreno de hace 38 año, ofreciendo ahora una producción escénica verdaderamente espectacular, de lasque no se olvidan fácilmente. A ello hay que unir una ejecución musical notable y un reparto vocal un tanto irregular, pero brillante en los personajes principales.

La producción ofrecida es una colaboración de la English National Opera, la Dutch National Opera y el Teatro dell’Opera de Roma,  habiéndose strenado en el Coliseum de Londres en Junio del año pasado. Lleva la firma de Terry Gilliam y es toda una demostración de lo que se puede hacer en un escenario con imaginación y siendo a la vez  respetuoso con  libreto  y partitura.  La  producción es  uno  de  los  trabajos  más brillantes que he visto en mucho tiempo y demuestra un cuidado extremo por parte del director de escena por ser fiel a la partitura. La escenografía de Aaron Marsden es ya todo un espectáculo, con sus elementos móviles que cambian las escenas con gran rapidez y brillantez. La acción se traslada al siglo XIX, con un vestuario adecuado de Katrina Linsay. Hay que destacar también la iluminación de Paule Constable.

Donde Terry Gilliam   resulta insuperable es en la pura dirección escénica. Lleva su producción por caminos cómicos, incidiendo en el carácter de la ópera y mantiene la atención del espectador en todo momento. De auténticamente excepcional hay que calificar la escena de la pantomima del Martes de Carnaval, con sus saltimbanquis, prestidigitadores, acróbatas y lo que ustedes quieran, en un espectáculo brillante como pocos. Espectacular también resulta la escena final de la fundición de la estatua de Perseo, con todo el escenario convertido en una gran  fundición. Hay toques geniales como la erección en sombras de la horca, en la que será ejecutado Cellini de no cumplir su compromiso con el Papa. Espectacular y divertida la entrada en escena de Clemente VII, que más parecía el Emperador Altoum, escapado de Turandot, y rodeado de su divertida guardia personal, por no hablar de las/los divertidos sirvientes de Teresa Balducci. A todo ello hay que añadir una dirección de actores magnífica, en la que todos los artistas se entregan a sus personajes, y una dirección de masas espectacular, sacando un   gran   partido   del   coro   y,   por   supuesto,  de   los   figurantes.  Cuando   tantas mamarrachadas se ven en los escenarios de ópera, esta producción es una bocanada de aire fresco que uno no puede sino saludar con entusiasmo.

BENVENUTO CELLINI. LICEU_page4_image2Escena

Musicalmente las cosas rodaron de manera notable. Tengo la impresión de que Joan Pons ha entrado en el juego divertido de Terry Gilliam y nos ha ofrecido una de las mejores actuaciones que le recuerdo en el foso del Liceu. Tengo que señalar también que la Orquesta Sinfónica del Liceu ha respondido como pocas veces. Tras su prestación en el  pasado Nabucco, parece que se confirma una clara  mejoría en la orquesta, en la que no me cabe duda de que tiene mucho que ver la figura de Joan Pons.
Es una de las mejores  actuaciones musicales de las que he disfrutado en el Liceu desde hace años.  También hay que mencionar al Coro del Liceu, cuyos miembros han estado totalmente entregados a las exigencias escénicas y han rayado a gran altura.

Más arriba menciono  las dificultades del personaje de Benvenuto Cellini. Es uno más entre los imposibles tenores que tienen que enfrentarse a las partituras de Berlioz. No hará falta sino recordar a Eneas, en Los Troyanos, o a Fausto, en la Condenación. Benvenuto Cellini tiene mucho que cantar y mucho que interpretar. El americano John Osborn superó todas las dificultades y cantó y actuó siempre con brillantez. Este tenor se está convirtiendo en el intérprete de referencia  de personajes que los tenores odian, como ocurre con el Arnoldo del Guillermo Tell o el Otello de Rossini o el Arturo de Puritanos, por no hace la lista larga. ¿Qué le falta para poner el teatro boca abajo? Solamente, un centro de mayor anchura.

BENVENUTO CELLINI. LICEU_page4_image3John Osborn y Kathryn Lewek

Teresa Balducci fue interpretada por la soprano americana Kathryn Lewek, que en los últimos años se ha convertido en una de las más buscadas Reinas de la Noche, rol que, por cierto, cantará en unos meses en el Teatro Real. Se trata de una soprano ligera, con un registro central algo reducido, pero que se abre muy bien en las notas altas. Es muy desenvuelta en escena, tiene una figura adecuada y se ganó el favor del público.

La mezzosoprano italiana Annalisa Stroppa no pudo cantar por enfermedad en la función de estreno y me temo que el espectador salió perdiendo. Su actuación como Ascanio fue intachable. Voz atractiva, con amplitud suficiente, bien manejada y con facilidad por arriba. Una actuación muy completa.

El resto de personajes tienen menos importancia que los señalados más arriba. Ashley Holland dio vida a Fieramosca y fue lo menos convincente del reparto en términos vocales. La voz es ligera y de las que se quedan atrás. Adecuado, Maurizio Muraro en el personaje de Balducci. Eric Halfvarson mostró una voz sonora y poderosa en la parte del Papa Clemente, aunque por arriba da muestras de fatiga. Escénicamente lo bordó.

Los personajes secundarios fueron muy bien cubiertos por Francisco Vas, como Francesco, Valeriano Lanchas, como Bernardino, Manel Esteve Madrid, como Pompeo, y Antoni Comas en el personaje del Hostelero.

BENVENUTO CELLINI. LICEU_page4_image4Escena

El Liceu estaba casi lleno, en lo que parece que ha debido de influir el boca a boca referente a la función de estreno de la ópera.  El público se mostró encantado durante y al final de la representación, con bravos sonoros dedicados a los artistas. Los mayores aplausos fueron para Annalisa Stroppa y Kathryn Lewek. John Osborn fue muy aplaudido, pero menos que ellas, quedándome con la impresión de que el público no valoró debidamente las dificultades del personaje.

La representación comenzó puntualmente y tuvo una duración de 3 horas y 19 minutos, incluyendo un descanso. Duración musical de 2 horas y 46 minutos. Siete minutos de aplausos.

El precio de la localidad más cara era de 213 euros, habiendo butacas de platea desde 131 euros. La entrada más barata con visibilidad plena costaba 39 euros. Fotos: A. Bofill
José M. Irurzun

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