Critica: Chateau Margaux, un burdeos en Zafra, tierra de vinos
Un burdeos en tierra de vinos
Chateau Margaux. Zarzuela cómica en un acto de Manuel Fernández Caballero y libreto de José Jackson Veyán. Soya Méncid, Marta García-Morales, Alicia Naranjo, Alejandro Rull, Amando Martín y Carlos Ortega. Dirección artística: Marta García-Morales. Adaptación dramática: Alejandro Rull. Dirección musical y piano: Jesús de Sancha Navarro. Compañía Sevillana de Zarzuela. Juventudes Musicales de Zafra, Centro Cultural Santa Marina-Fundación DB, 10 de mayo de 2025.

Chateaux Margaux
En pleno corazón de la comarca vinícola de Matanegra y frontera con Tierra de Barros, la meritoria dirección de Juventudes Musicales de Zafra (Badajoz), entidad que cumple ahora sus cincuenta años de existencia casi heroica, ha querido celebrar su medio siglo de vida escenificando por primera vez una zarzuela completa, encargándole el empeño para la ocasión a la Compañía Sevillana de Zarzuela, toda una garantía de calidad desde el amor y el respeto al género como vienen haciendo desde hace dieciséis años.
Alejandro Rull, además de un espléndido actor y tenor cómico, se sabe al dedillo el repertorio y ha realizado una adaptación-ampliación de este título, que en origen sólo tiene cuatro números musicales. Ha creado el personaje de la criada Teresa, esposa del criado José y perfecto contrapunto cómico con sus ataques de narcolepsia. Y ha recurrido a otras composiciones de Fernández Caballero como Los sobrinos del capitán Grant, La gallinita ciega, El señor Joaquín y La viejecita. Todos perfectamente ensamblados con el texto original hasta llenar una hora y cuarto de espectáculo divertido y lleno de buena música y mejor canto.
Angelitra no pudo tener mejor intérprete que Soraya Méncid, una soprano emergente a nivel nacional cuya voz está cada vez más cuajada en el centro y es más brillante en los agudos y sobreagudos. El timbre es de gran atractivo y su fraseo está lleno de elegancia, como se pudo comprobar en “Siempre lo decía nuestra directora” y, sobre todo, en el vals “No sé qué siento aquí”. Elegancia combinada con gracia y chispa en este mismo vals en el que canta “achispada” y también en el dúo con Teresa “En Inglaterra los amantes”. Su interpretación se beneficia también por la claridad de su articulación y su dicción.
Marta García-Morales como la criada Teresa fue una perfecta soprano cómica de voz muy atractiva, bien situada en el centro del registro. Y como actriz es una garantía de teatralidad y comicidad. Fue además la responsable de la puesta en escena, sacando cumplido partido al presbiterio de la antigua iglesia convertida hoy en sala de conciertos y a los elementos escenográficos que allí cabían. Las risas del público fueron la prueba del buen acierto de la puesta en escena.
Alejandro Rull divirtió toda la velada con su actuación y su doble acento gallego y andaluz. Su técnica de proyección hizo innecesaria una amplificación que sobraba dada la calidad de las voces y el tamaño de la sala. Fue el verdadero factotum de esta zarzuela, dominando la escena cuando estaba presente y cantando con gracejo las malagueñas, muñeiras y sevillanas.
También excelente actor y barítono cómico, Amando Martín fue un estupendo don Manuel, como también lo fue Carlos Ortega como su tío el barón. Precisamente sus escenas con su reciente esposa doña Laura, con un graciosísimo dúo traído de la zarzuela Don Joaquín, fueron de las más desternillantes de la noche, gracias a la actuación de Alicia Naranjo, que en cuanto podía sacaba a relucir su enorme y timbrada voz de mezzosoprano, una de las más interesantes del panorama joven actual.
Todos estuvieron acompañados con eficacia y complicidad, incluso escénica, por un Jesús de Sancha que se conoce los códigos de la zarzuela y que sabe cantar desde el piano con buen gusto y precisión.
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