Crítica: Dudamel, luces y sombras en Ibermúsica
Dudamel, luces y sombras en Ibermúsica con la Sinfónica de Londres
Obras de Mozart y Mahler. London Symphony Orchestra. Gustavo Dudamel, director. Ciclo Ibermúsica. Auditorio Nacional. Madrid, 9 de mayo de 2025

Dudamel al frente de la London Symphony Orchestra. @Rafa Martin
En el auditorio se respiraba una sensación diferente a otras ocasiones, un público no habitual y con acentos distintos a los que suelen oírse en los corrillos previos al inicio y en los descansos, que se mezclaban con los de los abonados clásicos del ciclo de Ibermúsica.
Todo ello debido, probablemente a que nos visitaba, además de la magnífica London Symphony Orchestra, el muy mediático director venezolano Gustavo Dudamel y traía sus seguidores latinoamericanos. La expectación era máxima y a ello se sumaba las obras programadas que podrían a prueba las cualidades del director. La Sinfónica de Londres, presente en Ibermúsica desde 1974, es casi su orquesta residente.
Sin lugar a dudas lo mejor de esta batuta es su técnica con la que maneja a los profesores de la orquesta y su capacidad para sacar de ellos lo mejor de sus destrezas musicales, como se demostró en la Primera sinfonía de Mahler, una de las más breves del compositor, poniendo a prueba la calidad de la orquesta.
Desde el inicio del primer movimiento con un impresionante pianissimo suspendido, pasando por un exagerado marcado del ritmo del ländler del segundo movimiento que resultaría difícil bailarlo, pero que supo poner a prueba la rica y muy expresiva orquestación en cada una de las familias de la orquesta y dotar a cada grupo el tono grotesco y macabro adecuado en el tercer movimiento.
La tormenta sonora del último movimiento con toda su intensidad era la ocasión perfecta para que Dudamel dejara su sello y su desbordamiento pasional que hizo que el auditorio rompiera en aplausos, algo que no ocurrió en la primera parte del programa donde una correcta y superficial dirección de la sinfonía de Mozart, la nº 41 en Do mayor, requiere de un mayor reposo y estudio profundo, algo que la sinfónica de Londres es capaz de mostrarnos, no lo fue en esta ocasión. Un triunfo sin lugar a dudas.
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