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Por Publicado el: 07/12/2021Categorías: En vivo

Crítica: Capilla Musical Andra Mari. Quinta semana J. S. Bach en San Sebastián

Bach infinito

Quinta semana J. S. Bach en San Sebastián

Fecha. 27-XI-2021. Lugar: Iglesia de IESU, en San Sebastián. Programa: Dolor, luctus, Spes el Graudiun” (Dolor, luto, esperanza y alegría), con obras de Johann Sebastian Bach: Es itst nun aus mit meinen Leben, BWV 457; Preludio y fuga en Do menor, BWV 548 (órgano); Brunnquell altr Güter, BWV 445; Chacona de la Partita nº 2 en Re menor, BWV 1004 (violín); Ach, dass nicht die letzte Stude, BWV 439; Suite para cello en Sol Mayor, BWV 1007, con Prelude, Allemande, Courante, Sarabande, Menuet I/II, y Giga); Motete Jesu meine Freude, BWV 227. Músicos solistas: Irene Echeveste (violín), Juan Ignacio Emme (cello) y Alize Mendizabal (órgano). Voces solistas: Irene Fraile, Saioa Goñi y Ana Sagastizabal (sopranos); Lucía Gómez (mezzosoprano); Mikel Uskola (contratenor); Josu Cabrero y Aitor Garitano (tenores); Jesús García Arejula (bajo/barítono). Ensemble: Capilla Musical Andra Mari. Continuo y director musical: Andoni Sierra.

CAPILLA-REAL-ANDRA-MARI

Capilla Musical Andra Mari

Tristeza, incomprensión y decepción plena se siente cuando ante dos magníficos músicos como son el experto y maestro en música barroca y el gran organista, cuales Andoni Sierra y Óscar Candendo, respectivamente; admirados, queridos, respetados y solicitados extramuros de suelo euskaldún, con amplias repercusiones allende fronteras hispanas, en esta ciudad, a la que dos cursis llamaron la “Salzburgo del Sur”, y que en el la actualidad no sale de ser, musicalmente hablando, Donosti Aldea, se dé tan poco valor a semejantes contundencias musicales humanas. Si fuesen franceses o ingleses ya los teníamos hasta en la sopa.

Por el contrario, plena satisfacción, inmensa alegría y reverdecer del alma se siente al gozar con el programa musical que figura ut supra. Hay que saber mucho Bach para ofrecen en hora y media -larga- una temática tan interesante y en un recinto que, desde el punto de vista acústico, tiene bastante pagas de adecuación sonora. Pero Bach está por encima de cualquier menudencia leve de ese estilo, ya que su obra bien puede calificarse como del sentimiento infinito como la definiera su segunda esposa Anna Magdalena, en una supuesta biografía del cantor del Leipzig.

Este concierto ha supuesto el cierre del quinto encuentro bachiano que se celebra en el aludido recinto sacro, obra de Rafael Moneo, cuyo interior arquitectónico no es el más adecuado para escuchar este tipo de música, sobre todo durante el sonido del órgano Klais, fabricado en Bonn, que bien podía haber tenido una ubicación o anclaje distinto. Igual en un futuro ……

Sería interminable el desarrollo critico de este concierto por lo que el meistersinger Beckmesser, bien podría poner coto a tanta valoración analítico. En atención a ello y haciendo un examen general del conjunto musical ofrecido bien puede decirse que resultó una traslación admirable de la sabiduría del genio de Eisenach. Permítaseme, con la confianza del perdón otorgado previamente, entrar en el terreno critico de las obras fundamentales que, en verdad, daban forma y verdad al programa ofrecido.

Muy pocos son los virtuosos del violín que se atreven a realizar el trabajo perfeccionista con el que nos regaló la violinista Irene Echeveste, interpretando la Chacona de la Partita 2 en Re Menor, BWV 1007, (compuesta en 1720) con un juego pleno en dulzura tímbrica, en pulcra pulsión y regulación armónica con el movimiento del arco. Fueron 15 minutos y 7 segundos (tiempo medido con intención) por donde la magia del instrumento pasó por el recorrido íntimo de la ternura, el dolor matizado o hiriente y, sobre todo por la elegancia en la exposición temática de una melancolía indefinible. La digitalización sobre las cuerdas no tuvo el más mínimo defecto de presión o paso y el juego del brazo derecho era como un vuelo mágico sobre una compleja partitura, llena de variaciones casi parlantes. Uno no entiende que esta mujer sea parte del tutti de la cuerda aguda de la Euskadiko Orkestra y no se le ofrezca la posibilidad de mayores y mejores lucimientos.

Con textos de Johan Frank, parte de la carta de San Pablo a los Romanos, y tomando algunos versos de la biblia luterana, el gran Bach construye el monumento musical que el Motete BWV 227 titulado Jesu, mein Freude (Jesús, mi alegría). Y es ahí, como bien decía Eduardo Chillida, donde el espíritu se convierte en la esencia del maridaje entre el tiempo y el espacio. En su interior se embridan corales, modos de sonata, fugas simples o dobles, dentro de un todo uniforme y a la vez dispar enmarcado en 11 secciones, donde todo es belleza y en el que tanto los solistas como en Ensamble Musical Andra Mari, nos dejaron con los sentires en un estado de emotividad de la que luego cuesta desprenderse. Había que ver al maestro Sierra marcando cada sección, cada entrada en esa fracción de medio segundo previo, y dejando a través de la expresividad de sus manos el latido de una perfecta comprensión de semejante partitura. Ahí estaba, vuelvo a recalcar, el Bach infinito, en esa coral final, la que hace el número 11, con la entrada rotunda del “Weicht, ihr Trauergister” (Huid, espíritu de tristeza), para terminar igual que como había empezado la obra, con la especial y sentida solemnidad de “Jesu, meine Freude”. Manuel Cabrera.

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