Breves apuntes críticos
De juzgado de guardia el supuesto Gran Inquisidor de Askar Abdrazakov, máxime cuando ya lo fue en el 2001. La voz es más clara que la de Felipe II, lo cual no debe suceder nunca, y además apenas se le oye. Tampoco impresiona escénicamente por más que Hugo de Ana se empeñe en que sí lo hace. ¡Menudo dúo y menodo «Vi postrate» del acto de la prisión? ¿Por qué no el Rey del segundo reparto, Prestia, no canta el Inquisidor en el primero?
López Cobos no huele la partitura. No se puede dirigir de forma tan anodina, por más que algunos a eso lo llamen «transparencia». ¿Para qué Verdi metió los chelos que metió en el Auto de Fé? ¿Acaso no es para que se escuchase bien la maravillosa frase de los condenados? Está claro que hay obras que no le van al maestro y debería meditar su participación el año próximo en «Pagliacci» y «Cavalleria rusticana», dramones ajenos a su talante.
Y, ya que hemos hablado de prsión, ¿cuándo los registas se enterarán que a Don Carlo, infante de España, no puede venir un guardia, empujarle y tirarle al suelo? Y que nunca estuvo entre rejas, que su prisión eras sus propios aposentos de los que no podía salir porque estaban tapiados.
El resto del reparto, bastante correcto, daba más de sí.
¡Ménuda sorpresa la que se han llevado en el propio Real con las críticas tan benevolentes? ¿Qué ha cambiado entre las de 2001 y las de ahora, firmándolas los mismos? ¿Quieren que se lo cuente? Próximo capítulo. Beckmesser