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Por Publicado el: 12/05/2017Categorías: Recomendación

¡Dos conciertazos!

  ¡D0s conciertazos!          

Espectacular cierre de temporada de las series musicales de Ibermúsica. Dos conciertos protagonizados por uno de los directores más importantes de la actualidad, el alemán Christian Thielemann, con la orquesta de la que es titular, la Staatskapelle Dresden, flanqueados por el joven pianista Daniil Trifonov y la veterana Renée Fleming. Hasta aquí, no se puede pedir más. Pero lo mejor está por decir, pues el repertorio escogido en ambos casos no puede ser mejor y más apetecible. En el concierto del martes Trifonov tocará el Concierto en Sol mayor de Ravel, en un programa en el que Thielemann interpretará dos visiones muy diferentes del Pélleas et Mélisande, la de Fauré y la de Schoenberg, En el del día siguiente, habrá un monográfico de Richard Strauss, en el que la gran Renée Fleming cantará las Cuatro Últimas Canciones, acompañada por un Thielemann que redondeará la faena con la soberbia Sinfonía alpina del maestro bávaro. ¿Se puede adelantar algo del posible resultado de tal orgía musical?

Pues bastante, siempre y cuando las cosas funcionen con la lógica que es esperable. Conocemos las versiones de las canciones de Strauss de la Fleming, de su Strauss, en fin, y todo el mundo sabe que se trata de una especialista. Y conocemos el resultado del tándem Fleming-Thielemann, porque no es la primera vez que interpretan las canciones juntos. Fleming hace un Strauss más soñador y delicado que introvertido, e incluso retrospectivo, y Thielemann  tampoco echa la leña de otros a un fuego que es más brasa que hoguera: el resultado final es un canto a la poesía y la belleza, en el sentido más abstracto. Valoración hecha naturalmente por lo sabido hasta aquí, pues cuidado, que cuando se trata de intérpretes de tal calibre todo puede pasar. Podemos encontrarnos con algo bien diferente. Por su parte, la Sinfonía alpina es una obra que va muy bien a Thielemann, un hombre que ama especialmente este tipo de músicas tan musculadas sinfónicamente. Personalmente profeso un especial amor hacia esta pieza, hasta el extremo de creer que no se ha escrito nunca una orquestación tan apabullantemente maravillosa. Desde las ´pes´ a las ´efes´. Thielemann comparte, ya digo, una gran química con obras de estas características, y las versiones de la misma que le conocemos son sencillamente soberbias. (¿La mejor que he escuchado en mi vida? En Ibermúsica, hace unos años, a Maazel).

En el otro concierto hay una parte francesa de dos obras que algo tienen que ver pos su carácter: la suite de la música incidental de Fauré para el Pélleas et Mélisande de Maeterlink y el ya mencionado concierto de Ravel. En esta pieza la parte solista corre a cargo de Daniil Trifonov, un joven que arrasa y con el cual espero reconciliarme porque hasta ahora todo lo que le he escuchado me ha parecido de una heterodoxia exagerada. Dotado con una descomunal técnica, parece que tiene todo lo necesario para entenderse con Thielemann, al que, dígase de paso, también le gusta de vez en cuando hacer cosas, digamos, muy que no hace nadie… En cuanto al poema sinfónico de Schoenberg, si Thielemann no ha revisado la versión que le conozco, magnífica, se moverá sobre parámetros más románticos que expresionistas, lo que no está mal, aunque en mi opinión haya modelos más interesantes. Thielemann ha adoptado, creo, el modelo de Karajan, que, ya digo, es una maravilla, pero que nada tiene que ver con la línea que estableció en su momento John Barbirolli, para mí el modelo perfecto. Sea como fuere, y frente a unos gustos u otros, seguramente estamos ante auténticos conciertos del año. Pedro González Mira

Daniil Trifonov, piano (martes 16).  Renée Fleming, soprano (miércoles 17). Staatskapelle Dresden. Dir.: Christian Thielemann. Obras de Fauré, Ravel y Schoenberg (martes 16) y Richard  Strauss (miércoles 17). Auditorio Nacional de Música, Sala sinfónica. Entre 45 y 195 €.

 

 

 

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