Dvorák y Puccini: jardines sonoros
Jardines sonoros
Sobresale desde los primeros segundos de la audición la calidez y la calidad del sonido del cuarteto. Sustentada sobre una perfecta homogeneidad en la articulación, en las energía de los ataques, en la consistencia del vibrato y en control de la emotividad del fraseo, la personalidad sonora del grupo se basa en la sutilidad del sonido, capaz de adelgazarse hasta el infinito en los pianissimi, pero también de densificarse en los pasajes más enérgicos, en los que predomina más la intensidad de la expresión que la búsqueda de fáciles efectos que no harían sino amanerar el discurso. Un valor añadido al concierto resultó la elección de las sutiles y maravillosamente poéticas piezas del ciclo Cypresses de Dvorák, a las que el cuarteto supo insuflarles vida sonora con toda una impresionante gama de intensidades y de colorido tímbrico. Andrés Moreno Mengíbar
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