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Por Publicado el: 22/09/2015Categorías: Crítica

Fiesta mahleriana en la ORCAM

Tomás Marco: “Angelus Novus” (“Mahleriana”). Gustav Mahler: “Sinfonía nº 3”. Anna Larsson, contralto. Orquesta y Coro, Joven Orquesta y Joven Coro de la Comunidad de Madrid. Pequeños Cantores de la JORCAM. Director: Víctor Pablo Pérez. Auditorio Nacional, Madrid: 22 de septiembre de 2015.

Victor Pablo Pérez

            Sobre los atriles una gigantesca composición que días atrás hemos tenido ocasión de escuchar, y aquí dábamos razón de ello, a Zubin Mehta. Nos ha parecido que la honrosa versión del director y conjuntos españoles ha gozado de una efusión lírica, de una brillantez y de una fogosidad mayores y ha contado con una cantante muy adecuada para el lied del cuarto tiempo, la contralto sueca Anna Larsson, prieta, densa, concentrada, que ha aportado las necesarias dosis de misterio para que nos pudiéramos abismar en el dolorido y profundo mensaje del texto de Nietzsche.

            Nos gustó de manera especial la minuciosa construcción del primer movimiento, variado en los colores y en la rítmica, marchoso y, en los instantes requeridos, meditativo y oscuro. Sensacional el trombón solista José Enrique Cotolí, de sonido lleno y fraseo flexible. Algo confusa la coda. Violines ligeros, canto convenientemente asilvestrado, menor limpieza de la deseada en el segundo. Convenientes toques de humor, risotadas de la madre naturaleza en el tercero, donde Eduardo Díaz, en el manejo del dificilísimo solo interno –en este caso, como está mandado, tocado con un “posthorn” auténtico- salió casi indemne de la prueba. Algo falto de transparencia el quinto pese a la buena entonación de los coros blancos.

            Lleno de plenitudes el sexto, en el que la mano rectora –que no emplea batuta- tuvo todo controlado hasta alcanzar un final apoteósico. Habríamos preferido una mayor gradación de intensidades, un crecimiento paulatino más elaborado que nos preparara casi religiosamente para el divino coral de los maravillosos compases finales. Motas que no desdibujan la importante interpretación ni discuten la bondad del logro, que hay que hacer extensible, naturalmente, a la entregada orquesta, un precipitado entre los maduros y los tiernos elementos de refresco de las formaciones comunitarias.

            Antes de la “Sinfonía” se ofreció una medida, bien pintada, sensible y tímbricamente refinada recreación de “Angelus Novus” de Marco; música irisada, alusiva, que circula sobre estilemas mahlerianos –ritmos, colores, motivos apuntados, atmósferas, aromas…-, que, después de 44 años, se nos revela como un estudio de singular valor, perfectamente comprensible y actual. Pérez de Arteaga, autor de las caudalosas e ilustrativas notas, realizó una breve y conspicua presentación. Arturo Reverter

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