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Por Publicado el: 26/10/2021Categorías: Entrevistas

Jorge Culla: “La inauguración del Palau de les Arts fue uno de los acontecimientos más especiales y transformadores”

JORGE CULLA. Director General del Palau de les Arts

“La inauguración del Palau de les Arts fue uno de los acontecimientos más especiales y transformadores”

Gestor musical de altos vuelos, el nombre de Jorge Culla (València, 1966) siempre ha rondado la cúpula del Palau de les Arts. Finalmente, ha desembarcado como director general, un puesto al que llega cargado de experiencia, “ilusión e ideas”. En esta entrevista se explaya en una visión en positivo del Palau de les Arts, del que repasa su situación interna y las alternativas para retomar la idea original de convertirlo en el “gran centro lírico del Sur de Europa”. No disimula su alegría por volver al terruño, a un ambiente y mundillo cultural que él conoce mejor que nadie. “València es mi casa, siempre he ejercido de valenciano; la vuelta al hogar era algo que sabía que ocurriría en algún momento”, dice ante una prometedora paella colmada del mejor arroz.

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Jorge Culla

– Retorna a casa después de casi un cuarto de siglo ausente de València, tras haber ocupado importantes puestos en la gestión cultural de la Comunidad de Madrid. ¿Huyendo quizá de la controvertida política cultural de la Comunidad de Madrid?

– No soy persona que huya de los problemas. Nada es fácil y las dificultades las afronto de cara, pero en este caso todo ha sido más sencillo. La empresa que gestionaba y explotaba los Teatros del Canal y el Teatro Auditorio de San Lorenzo del Escorial, que fue la institución que me contrató hace doce años, finalizó su contrato y no ganó la nueva licitación. València es mi casa, siempre he ejercido de valenciano, la vuelta al hogar era algo que sabía que ocurriría en algún momento.

– Con los actuales criterios de transparencia, su salario ha saltado a los medios públicos. 90.000 euros. ¿Se considera bien o mal pagado? 

– Mi trayectoria profesional abarca casi 35 años, con un currículo que, permítame que lo diga con toda la modestia del mundo, muy pocos tenemos en este sector. Empecé con veinte años; con 23 era adjunto a la dirección de Centro Dramático Nacional; con 25 subdirector del Palau de la Música… Pasaban los años y seguía creciendo profesionalmente, la Orquesta y Coro de la Comunidad, presidente de la Asociación Española de Orquestas Sinfónicas, el Festival de El Escorial, los Teatros del Canal, el Teatro Auditorio de San Lorenzo de El Escorial, presidente de Fes clásica… He tenido salarios más bajos y algunos bastantes más altos… Pero lo que no figura en mi currículo son los logros de gestión en cada uno de ellos. Los que me conocen saben que siempre mi salario ha estado más que justificado por los resultados de la gestión. Espero poder demostrar en poco tiempo el balance de mi trabajo en Les Arts.

– En València han ocurrido muchísimas cosas desde que se marchó en 1997. Particularmente en el mundo de la cultura. ¿Cómo valora la transformación de la oferta cultural valenciana?

– Son 24 años trabajando en Madrid, pero siguiendo muy de cerca lo que aquí sucedía, y viniendo muy a menudo. Son muchos los hitos ocurridos, pero sin duda la inauguración del Palau de les Arts fue para mí uno de los acontecimientos más especiales y transformadores. Por fin nuestra Comunitat tenía la posibilidad de disponer de un referente musical internacional, ya que el edificio por sí mismo le daba enorme trascendencia mediática. Solo faltaba que el contenido estuviera a la altura. Al fin tuve la sensación de que esto no era una falla que se quemaría en treinta minutos y no quedaría nada. Se forjó un proyecto de altura, donde los profesionales valencianos han tenido cabida y han podido demostrar lo que somos capaces de hacer. Un nivel artístico que afortunadamente se mantiene y que ha sido antorcha de la transformación cultural de nuestra tierra. 

– ¿Qué significará su desembarco en el Palau de les Arts como máximo responsable gerencial? Desde su apertura en octubre de 2005, se ha subrayado y denunciado el supuesto caos que reina en su cuestionada gestión interna. ¿Hay que poner orden y concierto de puertas para adentro? 

– Tengo la sensación de que estamos hablando de una leyenda urbana o de cosas del pasado. El Palau de les Arts está formado por un equipo de excelentes profesionales. No existe ningún caos ni desconcierto más allá de los habituales problemas existentes en cualquier organización de este tipo. Mi llegada reforzará la gestión en aquellas parcelas en las que sea necesario modificar hábitos y en otras en las que estime que haya que incidir y/o mejorar. El equilibrio entre lo artístico y económico siempre requiere de nuevas ideas y espero que éstas puedan ayudar a hacer crecer el resultado artístico y la proyección del Palau.

– València tiene fama de ser una plaza cuya oferta musical es difícil de gestionar, por los muchos y diversos intereses que confluyen en ella. ¿Está de acuerdo con esta imagen? 

– Cualquier Comunidad o ciudad tiene sus peculiaridades: las del entorno y sobre todo las de las personas.  Los diversos intereses no pueden ser un obstáculo para el fin común. Tampoco para los que asumimos la responsabilidad de gestionar la oferta musical. Todos los implicados tenemos objetivos comunes y, a mi modo de ver, uno básico: hacer crecer nuestro público. Esa debe ser la imagen que se recoja: objetivos comunes, aunque existan intereses y sensibilidades diferentes en la oferta.

– Con su llegada, el Palau de les Arts queda encabezado por una estructura tripartita con tres personas tan afines como Pablo Font de Mora, presidente de la Fundación, el director artístico Jesús Iglesias, y usted como director general. ¿Asegura esta circunstancia un tiempo de sosiego y consenso para el Palau de les Arts? ¿Confía que la Conselleria de Cultura les dejará margen de autonomía para desarrollar una oferta propia al margen de vaivenes, presiones y caprichos? 

– Por lo que me han transmitido, el Palau les Arts no está sujeto a ningún intervencionismo por parte de la Administración. Todo lo contrario, existe una libertad absoluta a la hora de programar y gestionar sus contenidos y el día a día.  Sin duda, este fue uno de los temas que pesó en mi decisión de aceptar el reto.  Tanto a Jesús [Iglesias] como a Pablo [Font de Mora] los conozco desde hace muchos años, tengo absoluta confianza y transparencia con los dos, hay entendimiento y estoy convencido de que juntos podremos situar el proyecto artístico y la proyección del Palau en el lugar que le corresponde.

– ¿Cuál es ese lugar?

Les Arts tiene que aspirar a lo más alto, ser un referente permanente, no solo local y nacional, que ya lo es. También internacional. Tenemos el edificio, los conjuntos estables y el equipo humano. En este sentido, creo que la idea original de convertirlo en el centro lírico del sur de Europa sigue vigente.

– ¿Es más fácil gestionar la cultura con jefes políticos de izquierda, como ahora ocurre en València, o con los que usted cohabitó primero aquí y luego en Madrid? 

– Si algo he aprendido en todos estos años es que el problema no está en los políticos o en las ideas, sino en las personas. Yo solo pido a los políticos que trabajan en el ámbito de la Cultura que sean sensibles. Y, francamente, lo que de momento he recibido de esta Conselleria es respeto y sensibilidad.

– Una de las asignaturas pendientes del Palau de les Arts es lograr la implicación sustanciosa y efectiva del capital privado en su financiación. Sin embargo, el tejido empresarial valenciano parece no estar por la labor. ¿Falta cultura del patrocinio? ¿Falta una ley que impulse la implicación del capital privado?

– Creo que partimos de un error de inicio: el patrocinio privado como hasta hace poco se ha conocido ya no existe. Para implicar al capital privado o al nuevo mecenas hay que hacerles planteamientos muy diferentes: hay que instaurar un patrocinio o mecenazgo a la carta; hay que conocer los intereses particulares de cada uno. Cada empresa o persona puede tener preferencias diferentes, bien dirigidas a sus clientes, a sus proveedores, a la implantación de marca, etcétera. Hay que analizar toda la información y plantearles un patrocinio o mecenazgo que cumpla con sus necesidades y expectativas, incluso personalizado.

– La relación de directores generales y administradores del Palau de les Arts en sus tres agitados lustros de vida es trepidante. ¿Piensa que su nombramiento pondrá fin a este laberinto de ceses y nombramientos? 

– Acepté el puesto con la idea de poder desarrollar una gestión larga. Permanecí once años en la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid, y doce en los Teatros del Canal. Es la mejor manera de obtener resultados, pero desgraciadamente no creo que sea yo el que decida cuánto tiempo estaré.

– Los desmadres del pasado han impuesto una asfixiante político de control y fiscalización de todo. De hecho, casi hay que hay que pedir permiso y tropecientas mil firmas para comprar una simple goma de borrar. ¿Se puede gestionar eficazmente en estas condiciones todo un Palau de les Arts?

– Este no es solo un problema del Palau de Les Arts, es un problema de todas las instituciones que gestionan la cultura. Cada vez resulta más urgente e imperioso un marco jurídico para gestionar la cultura, que se establezca una nueva entidad jurídica que pueda dar amparo a todas las instituciones culturales. Entidad que puede ser pública, pública-privada y, ¡por qué no!, incluso privada. Más del 70 % de las empresas privadas del sector cultural son meros instrumentos para que puedan vivir los profesionales del sector. Se necesita un marco jurídico que regule los beneficios fiscales, los tipos de contratación laboral y cualquier cosa que se contrate. Todo sobre un principio fundamental de transparencia, pero no con la ley de contratos del sector público. ¡La cultura no es una carretera!

¿Está sobredimensionada la plantilla laboral?

– No, todo lo contrario, excesivamente ajustada. No hay más que ver las plantillas de otras entidades similares para comprobarlo. El caso más fácil de explicar es el de la Orquesta, con una plantilla en la actualidad de 74 músicos. Es complejo pretender acometer en la misma temporada varios títulos del repertorio alemán o repertorios que requieran gran plantilla orquestal.

– Otro tema candente, siempre candente, es el Cor de la Generalitat, que, aunque tiene su sede en el Palau de les Arts, se mantiene al margen de su organigrama y jerarquía, con dependencia directa de la Generalitat. ¿Sería una solución a los actuales problemas del Cor su incorporación definitiva a la estructura del Palau de les Arts, y vincularlo a la de la Orquestra de la Comunitat Valenciana?  

– Si los problemas se resolvieran con su incorporación a la estructura del Palau, estoy convencido de que se habría incorporado hace mucho tiempo. Por desgracia, la complejidad de encaje de un colectivo artístico, con trayectoria y unos cuantos años a sus espaldas, genera muchas aristas difíciles de limar en las entidades públicas.  No creo que el hecho de depender de una u otra entidad resolvería de manera diferente los problemas.

– Usted conoce bien el Palau de la Música, donde trabajó desde sus orígenes. ¿Piensa que hay que establecer vasos comunicantes, coordinar programaciones e incluso acometer proyectos comunes? Hay voces que abogan, incluso, por la fusión de las orquestas de València y de la Comunitat Valenciana…

– La coordinación y el intercambio de información es fundamental para lograr unos objetivos comunes de todos los implicados, promover nuevos públicos, dar facilidades a los grupos más desfavorecidos, y dar acceso a la cultura, en este caso a la música y a la lírica, a todos los ciudadanos. Tenemos que crecer y para crecer necesitamos estar unidos. Creo que es más positivo para ese crecimiento mantener las dos orquestas diferenciadas, son dos instrumentos que por separado vertebran mejor la oferta variada y diversa que los ciudadanos requieren. Pienso en ciudades como Oviedo, que con una población de poco más de doscientos mil habitantes tiene dos orquestas y una imponente programación musical y lírica que hace de los ciudadanos del Principado unos afortunados.

– Entre sus diversos puestos en Madrid, fue director de los Teatros de El Escorial y de su Festival de Música. Desde esta experiencia. ¿ve viable, con la sólida base de la Orquestra de la Comunitat Valenciana, la recuperación en el Palau de les Arts del Festival del Mediterrani que presidía Zubin Mehta de la mano de Helga Schmidt?

– La calidad de la Orquestra de la Comunitat Valenciana, y ¡cómo no!, también la del Cor de la Generalitat, nos pueden permitir acceder a cualquier tipo de actividad que la dirección artística proponga. Ojalá lleguen nuevos retos y que con nuestra gestión se puedan cristalizar. Tenemos un futuro abierto repleto de posibilidades, ilusiones e ideas. Justo Romero

Publicada en el Diario Levante el 25 de octubre de 2021.

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