XII Ciclo de lied
Kasarova, una auténtica mezzo
Obras de Mozart, Haendel y Haydn. Vesselina Kasarova, mezzo. Charles Spencer, piano. Teatro de la Zarzuela. Madrid, 16 de enero
Vesselina Kasarova, una de las mezzos con mayor proyección de la actualidad, hizo su presentación en Madrid hace ocho años, dentro del mismo ciclo, y ha regresado no con una ópera -que es lo suyo y lo propio-, sino con un recital dedicado principalmente a Mozart, uno de sus autores habituales. No fue una velada propiamente liderística en sentido estricto, puesto que se alternaron arias, cantatas y canciones, resultando un programa ameno y adecuado a sus características.
Al estar en el escenario bastante austero y un rostro que delata sin ambigüedades sus orígenes búlgaros añadió, nada más comenzar, una voz de interés. Estamos ante una mezzo que lo es con claridad. Centro, graves y agudos -aquí es donde suelen delatarse las sopranos cortas- de mezzo auténtica, con timbre de color oscuro. Segura la afinación, precioso un centro que se proyecta muy bien y firme el agudo. Un dato más: frente a otras muchas, ella sí posee un caudal poderoso en todos los registros.
Tras escuchar un aria de la «Alcina» de Haendel y la «Cantata Arianna a Naxos» de Haydn, expuestas con musicalidad y sensibilidad, pero también con contundencia, uno no puede menos que lamentar que el público madrileño vuelva a quedarse de momento con las ganas de escucharla en una ópera, donde sus cualidades dan el máximo de sí. Hemos escuchado la cantata de Haydn en interpretaciones excelsas, de carácter resignado y, si se quiere, hasta bucólico. La de Kasarova es desesperada pero combatiente, muy expresiva. Charles Spencer se defendió como pudo ante tal vendaval.
El Mozart de la segunda parte, parte en italiano y parte en alemán, resultó insólito, aunque no en sentido peyorativo, porque lo habitual es escuchar estas piezas en voces de poco peso y sin un color tan oscuro. Tengo un amigo, al que le entusiasman estas veladas con vela y mesa camilla. Kasarova representa todo lo contrario.
La larga propina, una página de «Ariodante» de Haendel, compensó la brevedad del programa aunque ya se sabe que «lo bueno, si breve, dos veces bueno». Para todos lo fue y se respondió con el entusiasmo de costumbre en este ciclo de abonos y entradas sueltas permanentemente agotados, lo que es ejemplo internacional en las programaciones liderístas.
Gracias a los buenos oficios de Antonio Moral, podremos disfrutar de Kasarova en el Teatro Real en el Sesto de «La clemenza di Tito», una de las cimas de su repertorio. Gonzalo Alonso